GUARDAOS DE TOCAR A MIS UNGIDOS,
NO HAGÁIS MAL ALGUNO A MIS PROFETAS (SALMO 105, 15)
JUNIO 22 /2011 7:40 A.M.
¡LLAMADO DE DIOS PADRE A LA HUMANIDAD!
Paz a vosotros, hombres de buena voluntad.
No ataquéis, ni maltratéis a mis profetas y ungidos, para que no os hagáis maldición vosotros y vuestra descendencia. Mis profetas y ungidos son mis elegidos y yo hablo a través de ellos; mis palabras pongo en sus bocas, para que le hablen a mi pueblo y lo instruyan con mis mensajes sobre los acontecimientos que sobrevendrán; ellos son la voz en el desierto y yo vuestro Padre, no ejecuto nada, sin antes avisaros a través de mis profetas.
Guardaos pues de tocar a mis ungidos y hacer mal alguno a mis profetas, porque ellos son gratos a mis ojos, los llevo grabados en las palmas de mis manos y escondidos en las niñas de mis ojos. Si vosotros supierais cuánto amo a mis profetas y ungidos, entonces, también los amaríais y escucharíais el llamado que os estoy haciendo a través de ellos para que os convirtáis. Os digo, que si alguno le hiciere daño a uno de mis ungidos, se hará maldición no sólo él, sino también su descendencia hasta la décimo quinta generación. No maltratéis, ni ataquéis a mis mensajeros, porque no lo permitiré; absteneros de criticarlos y de poner en tela de juicio su misión; ningún mortal tiene la autoridad moral o espiritual para juzgar las acciones de mis enviados. Yo soy libre de hacer mi voluntad y de juzgar sus acciones, ¿acaso vosotros me cuestionaréis?. Os recuerdo: No sale una palabra de mi boca, sin que regrese a mí, dando el fruto que espero. Acordaos: Mi Misericordia es más grande que mi Justicia. Toda profecía es susceptible de cambio si vosotros oráis, ayunáis y hacéis penitencia.
Acordaos de Jonás cuando lo envíe a predicarle a la ciudad de Ninive y anunciarles el castigo que les sobrevendría si continuaban pecando; acordaos también que todo el pueblo atendió mi llamado y se vistió de sayal e hizo penitencia, entonces me abstuve de enviarles el castigo. Con esto quiero enseñaros, que la oración, el ayuno y la penitencia, modifican toda sentencia; soy más Padre que Juez. He detenido el curso de muchos acontecimientos nefastos para la humanidad, por las conversaciones que se vienen dando; os lo repito: No me complazco con la muerte del pecador, antes deseo que tenga vida eterna. Hasta el último segundo esperaré al pecador para que se convierta.
Lo que está escrito, se cumplirá como está escrito, más si vosotros oráis, ayunáis, y hacéis penitencia, lo que está por venir será menos duro para la humanidad. El poder de la oración cuando se hace en cadena, es incienso que sube a mi estrado y hace que el curso de los acontecimientos se modifique. Os recuerdo las palabras del salmista: Oh Dios, un corazón contrito y humillado, tu no lo desprecias. Por eso hijos míos, os insisto en que debéis de orar, ayunar y hacer penitencia, con mayor intensidad en estos días de tanta oscuridad espiritual, para que la luz de la oración os guíe en vuestro paso por las tinieblas. Acatad pues las instrucciones que os doy a través de mis profetas de estos últimos tiempos; escuchad y poned en práctica mis mensajes; pedid mucho discernimiento a mi Santo Espíritu y comparad mis mensajes con los textos bíblicos, así podéis constatar la veracidad de mis palabras y la autenticidad de mis profetas, para que nadie os engañe con falsas profecías diciendo que nada sucederá. Quedad en mi paz, hombres de buena voluntad. Soy vuestro Padre: YAHVE.
Dad a conocer mis mensajes a todas las naciones.
Enoch.
NO HAGÁIS MAL ALGUNO A MIS PROFETAS (SALMO 105, 15)
JUNIO 22 /2011 7:40 A.M.
¡LLAMADO DE DIOS PADRE A LA HUMANIDAD!
Paz a vosotros, hombres de buena voluntad.
No ataquéis, ni maltratéis a mis profetas y ungidos, para que no os hagáis maldición vosotros y vuestra descendencia. Mis profetas y ungidos son mis elegidos y yo hablo a través de ellos; mis palabras pongo en sus bocas, para que le hablen a mi pueblo y lo instruyan con mis mensajes sobre los acontecimientos que sobrevendrán; ellos son la voz en el desierto y yo vuestro Padre, no ejecuto nada, sin antes avisaros a través de mis profetas.
Guardaos pues de tocar a mis ungidos y hacer mal alguno a mis profetas, porque ellos son gratos a mis ojos, los llevo grabados en las palmas de mis manos y escondidos en las niñas de mis ojos. Si vosotros supierais cuánto amo a mis profetas y ungidos, entonces, también los amaríais y escucharíais el llamado que os estoy haciendo a través de ellos para que os convirtáis. Os digo, que si alguno le hiciere daño a uno de mis ungidos, se hará maldición no sólo él, sino también su descendencia hasta la décimo quinta generación. No maltratéis, ni ataquéis a mis mensajeros, porque no lo permitiré; absteneros de criticarlos y de poner en tela de juicio su misión; ningún mortal tiene la autoridad moral o espiritual para juzgar las acciones de mis enviados. Yo soy libre de hacer mi voluntad y de juzgar sus acciones, ¿acaso vosotros me cuestionaréis?. Os recuerdo: No sale una palabra de mi boca, sin que regrese a mí, dando el fruto que espero. Acordaos: Mi Misericordia es más grande que mi Justicia. Toda profecía es susceptible de cambio si vosotros oráis, ayunáis y hacéis penitencia.
Acordaos de Jonás cuando lo envíe a predicarle a la ciudad de Ninive y anunciarles el castigo que les sobrevendría si continuaban pecando; acordaos también que todo el pueblo atendió mi llamado y se vistió de sayal e hizo penitencia, entonces me abstuve de enviarles el castigo. Con esto quiero enseñaros, que la oración, el ayuno y la penitencia, modifican toda sentencia; soy más Padre que Juez. He detenido el curso de muchos acontecimientos nefastos para la humanidad, por las conversaciones que se vienen dando; os lo repito: No me complazco con la muerte del pecador, antes deseo que tenga vida eterna. Hasta el último segundo esperaré al pecador para que se convierta.
Lo que está escrito, se cumplirá como está escrito, más si vosotros oráis, ayunáis, y hacéis penitencia, lo que está por venir será menos duro para la humanidad. El poder de la oración cuando se hace en cadena, es incienso que sube a mi estrado y hace que el curso de los acontecimientos se modifique. Os recuerdo las palabras del salmista: Oh Dios, un corazón contrito y humillado, tu no lo desprecias. Por eso hijos míos, os insisto en que debéis de orar, ayunar y hacer penitencia, con mayor intensidad en estos días de tanta oscuridad espiritual, para que la luz de la oración os guíe en vuestro paso por las tinieblas. Acatad pues las instrucciones que os doy a través de mis profetas de estos últimos tiempos; escuchad y poned en práctica mis mensajes; pedid mucho discernimiento a mi Santo Espíritu y comparad mis mensajes con los textos bíblicos, así podéis constatar la veracidad de mis palabras y la autenticidad de mis profetas, para que nadie os engañe con falsas profecías diciendo que nada sucederá. Quedad en mi paz, hombres de buena voluntad. Soy vuestro Padre: YAHVE.
Dad a conocer mis mensajes a todas las naciones.
Enoch.
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