Domingo, 9 de agosto de 2009
Jesús Está Siempre con Nosotros
El sábado hice el Sacramento de la Penitencia y esta mañana hemos asistido a nuestra misa habitual de las 8:00 AM después de regresar de vacaciones. Después de hacer pequeñas ofrendas a Jesús y María, pedí por todos los que tienen necesidades especiales e intenciones, incluyendo mis oraciones.
Antes de recibir el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo en el Sacramento de la Sagrada Comunión, hice un Acto de Contrición. De rodillas con las dos manos cubriendo mis ojos, me concentré en Jesús. Le di gracias y alabanzas. Antes de que yo le pidiera a Jesús si Él quería hablar conmigo, Él me habló diciendo: Mi niña Eileen, veo todos los actos cometidos por todas las personas, y reviso todos los pensamientos también. Ve en paz a amar y servir al Señor, continúa orando por tus hermanos y hermanas. Amén.
Nota: Después de recibir el más sagrado Cuerpo y la Sangre de Cristo, Su presencia llenó mi corazón y mis ojos llenos de lágrimas. Cuando Jesús habló a mi oído, con los ojos de mi mente ví a un Jesús con una hermosa luz iridiscente que era de un color “aqua”.
Jesús Está Siempre con Nosotros
El sábado hice el Sacramento de la Penitencia y esta mañana hemos asistido a nuestra misa habitual de las 8:00 AM después de regresar de vacaciones. Después de hacer pequeñas ofrendas a Jesús y María, pedí por todos los que tienen necesidades especiales e intenciones, incluyendo mis oraciones.
Antes de recibir el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo en el Sacramento de la Sagrada Comunión, hice un Acto de Contrición. De rodillas con las dos manos cubriendo mis ojos, me concentré en Jesús. Le di gracias y alabanzas. Antes de que yo le pidiera a Jesús si Él quería hablar conmigo, Él me habló diciendo: Mi niña Eileen, veo todos los actos cometidos por todas las personas, y reviso todos los pensamientos también. Ve en paz a amar y servir al Señor, continúa orando por tus hermanos y hermanas. Amén.
Nota: Después de recibir el más sagrado Cuerpo y la Sangre de Cristo, Su presencia llenó mi corazón y mis ojos llenos de lágrimas. Cuando Jesús habló a mi oído, con los ojos de mi mente ví a un Jesús con una hermosa luz iridiscente que era de un color “aqua”.
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