Mensaje de Nuestra Señora – María, Llena de Gracia
El Advenimiento del Mundo Nuevo – Palabras de Nuestra Señora
El tiempo de preparación para la purificación de la humanidad
17 de septiembre de 2011
Queridos hijos, con mucho amor y cariño Vengo a vosotros a bendeciros en el Nombre del Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Unidos a la Santísima Trinidad, vamos juntos a buscar la verdadera paz al mundo.
Mis hijos, es con gran alegría que les traigo hoy el mensaje de Dios que os ama mucho y quiere salvaros.
Me siento feliz cuando os encuentro cumpliendo con vuestro deber de reuniros en un lugar escogido por Dios para orar, vuestras oraciones son necesarias porque son para vuestro crecimiento espiritual y para atraer más ovejas dispersas, para que ellas vengan a buscar un refugio seguro en esta hora tan cercana a un evento grande y terrible en el mundo. ¿Cuántos niños están lejos, muy lejos y necesitan ayuda? Por lo que os pido, orad, orad, orad, orad y orad, ya está muy cerca.
Dios os ha dado todo lo mejor, pero la mayoría prefirió las cosas malas, cosas que destruyen, prefirió vivir dudando de Él y hoy no todos conseguirán regresar antes de las grandes tragedias que van a abrumar vuestros corazones.
Mis hijos, la Santa Palabra de Dios os revela hoy sobre la semilla que Dios sembró en vuestros corazones. Esta semilla se llama amor, la obediencia, la bondad y todo lo que es agradable a Dios. Vosotros no sabéis todavía cómo amar a Dios, que os améis los unos a los otros. Vosotros estáis divididos, a menudo deseáis que vuestra voluntad sea obedecida por los demás. Hay hijos que quieren ser idolatrados, quieren ser vistos como los más grandes y mejores.
Yo os pregunto Mis hijos, ¿dónde está vuestra humildad? En verdad está lejos de vosotros, vos no debéis estar igualándose con nadie, todo el mundo tiene defectos, cada uno de una manera, porque todos pecan. Veáis Mis niños, cuántos están ofendiendo más a Dios, porque no cultivaron el amor y hoy sus árboles no tienen lugar para dar sus frutos.
Vuestras vidas están en necesidad de Agua de la Fuente de vida, es necesaria la pureza, se necesita humildad, la sencillez, que es el desprendimiento necesario de las cosas materiales, vosotros tenéis que tomar sus sandalias y caminar en línea recta en el suelo para sentir que sois polvo de la tierra y ya es tiempo para volver de nuevo, para esperar el día de la Resurrección y ese día se levantareis y seréis transfigurados para subir al cielo si verdaderamente estáis convertidos y quien no se convirtió, no será transfigurado, será echado en el fuego del infierno.
Veáis Mis hijos, porque está llegando el tiempo, arrepentíos de vuestros pecados y reparad vuestras rebeldías, purificaos con carácter de urgencia, estéis listos para vuestro encuentro con Dios en cualquier momento, será un abrir y cerrar de ojos.
Vosotros no sabéis lo que se está aproximando para vos, estéis listos, limpios de corazón.
Nadie os ama como Dios os ama, tengáis la gracia en vuestros corazones.
Es esto lo que vengo a revelaros en este mensaje.
Orad, orad, orad por el Santo Padre Benedicto XVI, por todo el clero, los religiosos y religiosas, por toda la humanidad.
Orad por los ateos y paganos, ayúdenlos a buscar fortaleza en Dios, vosotros habéis recibido mucho ahora y es el momento de dar también de lo que recibieron.
Orad por la Santa Iglesia fundada por Jesucristo, haced vigilias de oración vosotros los cristianos, la persecución será muy grande, sólo Dios os puede ayudar. Ayudéis al Santo Padre en este momento que la muerte en el mundo está aumentando cada día.
Vamos juntos a buscar las almas distanciadas, que ellas regresen a Dios.
Os quiero mucho y os cubro con Mi Manto de Amor. Vosotros brasileños, preparad vuestras velas para encenderlas en los momentos de grandes tormentas.
¡Oh! ¡Como yo os he advertido, y qué pocos son los que estáis valorizando Mi presencia entre vosotros!
Pido a todos los sacerdotes que oréis mas con los fieles, vosotros no sabéis cómo será de doloroso este paso de tempestades en Brasil, ayudad a Vuestra Madre a preparar a la gente a no desesperar, sino que confiad en que Dios está con todos los niños.
Todas las naciones, preparaos también, vosotros pasaréis muchas dificultades, pero mirando a la fuerza de los brasileños sabréis también como buscar ayuda y sobreviviréis.
Agradezco vuestra presencia y estoy feliz cuando vienen a agradecer a Dios por las gracias alcanzadas. Seáis cristianos fieles y ayudéis a vuestra Madre para aplastar la cabeza de la serpiente con el rezo del Santo Rosario.
Ahora os bendigo en el Nombre del Padre, Hijo y Espíritu Santo, la Madre de Jesucristo, el Salvador del mundo,
María, la Inmaculada Concepción.
Debéis meditar el Santo Evangelio de hoy: Lc. 8: 4 – 15
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