Lec – Lo que Escuché – 4 de abril de 2009
4 de abril de 2009
4 de abril de 2009
6:45 A.M.
Hijo, recibe mi unción y escucha mis palabras. No voy a machacar ya en el hecho de que muy pronto los grandes eventos serán presenciados por todo el mundo y muchos que no velan, o simplemente esquivan las palabras de advertencia se conmocionarán no sólo de testificar si no de que realmente experimentarán los efectos de lo que va a ocurrir en el mundo. No estoy para causar miedo puesto que mi mayor preocupación es que la gente que escucha mis palabras den la máxima prioridad en el uso de su tiempo a lo que les dará méritos al alma para ganarse la eternidad. Reduzcan el tiempo de ocio y utilicen una parte de el para orar, hagan penitencia, adoración y hacer buenas obras.
Comparte estos conocimientos sobre cómo el tiempo en la Tierra puede ser utilizado para el logro de la santidad del alma. En la última frase suena como una directiva, el pensamiento de la devoción a la Divina Misericordia llegó a mi mente. Comprobé en el pequeño folleto en la primera página me parece que lo que se indica a continuación satisfaga lo que se pide. Lec
La iglesia nos enseña a ser misericordiosos de varias maneras:
LAS OBRAS CORPORALES DE MISERICORDIA
1. Alimentar al hambriento
2. Dar de beber al sediento
3. Vestir al desnundo
4. Darle refugio al que no tiene hogar
5. Consolar al que está preso
6. Visitar a los enfermos
7. Enterrar a los muertos
LAS OBRAS ESPIRITUALES DE MISERICORDIA
1. Amonestar a los pecadores
2. Instruir a los desinformados
3. Aconsejar a los que tienen duda
4. Consolar a los que sufren
5. Ser paciente con aquellos que están en error
6. Perdonar las ofensas
7. Orar por los vivos y los muertos
RECORDATORIO:
La novena a la Divina Misericordia comienza el 10 de abril y termina en la víspera del día de fiesta, 18.
Para la celebración de la Fiesta a la Divina Misericordia, Jesús ha dado una extraordinaria promesa:
El alma que vaya a Confesión y reciba la Santa Comunión (ese día) obtendrá perdón completo de sus pecados y castigos. Que ninguna alma tema de acercarse a Mí, aun cuando sus pecados sean como la escarlata (II, 138).
Las almas quienes divulguen el honor a Mi misericordia los protegeré su vida entera como una tierna madre cuida a su infante, y a la hora de la muerte no seré un Juez para ellos, si no un Salvador Misericordioso (III,20,21).
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