Mensaje de Nuestra Señora – María, Llena de Gracia
El Advenimiento del Nuevo Mundo – Palabras de Nuestra Señora
EL TIEMPO DE LA REALIZACIÓN DE LAS PROFECÍAS DADAS AL MUNDO
28 de Marzo de 2013 – Jueves Santo
Queridos hijos, con
mucho amor y cariño vengo a bendeciros en el Nombre del Padre, del Hijo y del
Divino Espíritu Santo.
Unidos a la Santísima
Trinidad, vamos juntos a buscar la verdadera paz para el mundo.
Mis hijos, reviviendo
la Pasión de Jesucristo, debéis oír la Santa Palabra de Dios que hoy os lleva a
reflexionar sobre la gran Misericordia que Él derramó sobre el mundo la última
vez que cenó con Sus discípulos, antes de Su Muerte. Él dejó la Sagrada
Eucaristía para que todos los que creen en Dios se alimenten de este Pan que da
vida eternamente.
Él también lavó los
pies de Sus discípulos dejando el ejemplo de que unos deben lavar los pies de
los otros en demostración de amor y de humildad. En aquella Cena estaba
presente el traidor, Judas Iscariote, y Jesucristo a través de Su Palabra dejó
bien claro a todos los que estaban allí presentes, que él era el que iba a
entregarlo a los que deseaban matarlo. Y Jesucristo, aquella noche dijo a Sus
discípulos:
Os doy un nuevo
Mandamiento: Amaos unos a otros. Como Yo os he amado, así también os debéis
amar unos a otros.
Mis hijitos, así
Jesucristo os dio Su Misericordia, conviene a todos que La reciban con amor y
mucho cariño, principalmente en este resto de tiempo de preparación para
vuestro crecimiento espiritual, antes de dejar este mundo Tierra y partir en
dirección a la Eternidad.
Observad con atención
la continuación de aquel día, Jesucristo se preparaba para vencer todos los
sufrimientos que tendría que pasar en ese momento, para salvaros. Él sabía que
no sería fácil para Su naturaleza humana, mas siendo Dios Se vació de Sí Mismo,
de todo Su Poder, porque a través de Su OBEDIENCIA al
Padre, siendo humilde, siendo hombre, el Padre tenía el Plan de destruir a la
muerte. Y así sucedió. Jesucristo, el Hijo Unigénito de Dios, Verdadero
Dios, Verdadero Hombre, no vaciló, Se aferró firme en las Manos del Padre y
enfrentó toda la crueldad de los perseguidores y venció.
Mis hijos, en este
día tan triste, cuando Mi Corazón estaba siendo herido por la lanza, al sentir
que Mi Divino Hijo ya Me estaba dejando, pedí ayuda al Padre, para que Se
quedase Conmigo, Me consolase, quería sentir Su Protección, pues Yo no podía
impedir la Voluntad de Él, que es Dios y sabe lo que es mejor para el mundo,
apenas confié en Su Amor. Pero sentí tristeza porque veía que la batalla estaba
comenzando a llegar al final. Jesucristo tendría que pasar por la Muerte
para vencerla y salvaros. Mas, Yo lloraba, Mi Corazón Me dolía, Me dolía
mucho y Dios Me consolaba.
Mis hijos, vosotros
ahora estáis en necesidad de consuelo, tendréis que sufrir mucho, tendréis que
dejar atrás este tiempo en la Tierra y seguir hasta Dios. Ha llegado vuestra
hora, todo ser humano necesita de consuelo.
Vosotros sabéis que
hasta Jesucristo pidió ayuda a Dios Padre y así como Él la necesitó, siendo
Hombre, nosotros todos la necesitamos, todos vosotros necesitáis ahora más que
nunca reconocer que sólo en Él encontraréis la consolación verdadera.
Vosotros sois
cristianos, sabéis que para vencer es necesario sufrir primero, no podéis de
ninguna manera pensar que el sufrimiento no es para todos.
Dios lo mostró al
mundo, envió a Su propio Hijo a la Tierra para Salvar a la humanidad y Él Le
predestinó el mayor sufrimiento, permitió que Él fuese inmolado en la Cruz para
Salvaros.
Entonces, Mis hijos,
os invito hoy a acercaros más a Dios y buscar Su consuelo para el tiempo de
ahora.
Jesucristo os invita
a la Comunión y, en esta Comunión en la que estáis siendo consolados, el
consuelo es la fuerza que Él os da para soportar los sufrimientos
antes de vuestro pasaje de este mundo material hacia el mundo espiritual.
Debéis comulgar la Vida en Dios, debéis uniros porque la Vida Eterna es para
que vuestra paz, vuestra felicidad sea eterna y quede atrás todo lo que es
sufrimiento.
Todos deben buscar
esta Misericordia, debéis demostrar a este mundo, que no pertenecéis a él, sino
que pertenecéis al Creador y tendréis que retornar a Él ahora, porque aquí sois
apenas pecadores desobedientes y con Dios y seréis santos, no pecaréis más,
seréis puros, obedientes por toda la eternidad.
Hoy hablo por
Voluntad de Dios a todos los pueblos, hablo a un mundo que todavía está en su
mayor parte incrédulo, distante de Dios. Un mundo tan incrédulo que se
considera por encima de Dios y que no necesita de consejos para enderezarse
porque está como quiere.
Mas, Dios mostrará a
todos quién está bien y quién no lo está.
Vosotros sois la
generación escogida por Dios para vivir la hora de la purificación en vida,
muchos morirán, pero muchos vivirán también. Será la hora en que muchos tendrán
el arrepentimiento tardío porque seguirán arrogantes y desafiarán el Poder de
Dios. Estos verán que perdieron la Felicidad Eterna. Faltó humildad, faltó
coraje, faltó amor, no comulgaron a Jesucristo. Estos no doblaron las rodillas
en vida pidiendo a Dios el perdón por sus pecados.
Se acerca la hora y
quien quiera huir de ella no lo conseguirá, porque idolatraron al pecado y para
merecer la Vida Eterna el hombre tiene que renunciar a esta lepra que es el
pecado.
Es necesario amar a
Dios por encima de todas las cosas, amar al prójimo y amaros a vosotros mismos.
Ellos no se esforzaron, prefirieron desistir del Cielo y prefirieron ser
lanzados al Infierno.
Es esto lo que vengo
revelaros hoy para vuestra conversión.
Se acerca la hora
dolorosa para toda la humanidad.
Revivid siempre la
Vida, la Pasión de Jesucristo, vuestro Dios, vuestro Salvador, y así
aprenderéis que Él fue obediente hasta la Muerte y venció por vosotros, sólo
falta ahora vuestra decisión de buscar, en las Manos de Él, vuestra salvación.
Rezad, rezad, rezad
por los Santos Padres los Papas, Benedicto XVI y Francisco, por todo el Clero,
por los religiosos y religiosas, por toda la humanidad.
Rezad por los ateos y
paganos, no os desaniméis, seguid buscando la ayuda de Dios para que ellos se
conviertan antes de los acontecimientos graves. Todos necesitan de la ayuda de
Dios. Cuando pedís por ellos también recibís.
Rezad por la Santa
Iglesia fundada por Jesucristo, sed fieles a Él, no debéis traicionar ni a Dios
ni a los hermanos. La traición lleva al hombre al merecimiento de terribles
castigos, cuando el hombre se arrepiente tarde, merece el castigo. La traición lleva a muchos al Infierno.
Dentro de algún
tiempo veréis al que va a traicionar a la Santa Iglesia, él hará un terrible
cambio en la Iglesia, mas la ruina para él será fuerte.
Los que traicionan a
Dios van para el Infierno. Pido a todos, que estén atentos en oración, el
primer cambio que los traidores harán será muy pronto, y el segundo cuando el
príncipe de este mundo ocupe el lugar reservado a los Papas fieles a Dios, y él
permanecerá hasta el regreso del Rey, que es Jesucristo, Él es el Verdadero Rey
de todo el universo. Él va a destronar al anticristo cuando el Padre lo ordene.
Yo os amo mucho y os
cubro con Mi Manto de Amor.
Brasil, Brasil, mantente
despierto durante las tempestades, prepárate, el peligro se acerca. Atentos a
los cuerpos celestes en cantidades.
Todas las naciones,
estad atentas, los peligros son violentos, muy fuertes.
Vienen ahí los
terremotos y las fuertes tempestades, mas lo peor viene también, guerras,
enfermedades, hambre y sed.
Ahora os bendigo en
el Nombre del Padre, del Hijo y del Divino Espíritu Santo, la Madre de
Jesucristo, el Salvador del mundo,
María, la Inmaculada Concepción.
Debéis reflexionar sobre el Santo Evangelio de hoy: Jn. 13, 1-15.
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