Mensaje de Nuestra Señora – María, Llena de Gracia
El Advenimiento del Nuevo Mundo – Palabras de Nuestra Señora
EL TIEMPO DE LA REALIZACIÓN DE LAS PROFECÍAS DADAS AL MUNDO
24 de Marzo de 2013 – Domingo de Ramos
Queridos hijos, hoy, en el día del
Señor, con mucho amor y cariño vengo a bendeciros en el Nombre del Padre, del
Hijo y del Divino Espíritu Santo.
Unidos a la Santísima Trinidad, vamos
juntos a buscar la verdadera paz para el mundo.
Mis hijos, hoy, en este Domingo de
Ramos, vosotros estáis dando inicio a la Semana Santa, reviviendo la batalla
que Jesucristo enfrentó con mucho coraje, para salvaros.
Terminado su tiempo de ayuno y
oraciones en el desierto, Jesús comenzó su caminar en dirección a Jerusalén,
donde acontecería Su Martirio y Su Victoria. Él dio Su Vida para salvaros,
liberaros de la muerte y daros la Vida Eterna. Jesucristo os dio el gran
ejemplo de obediencia a Dios Padre, de fidelidad, Él cumplió la misión que
recibió del Padre, en ningún momento Él desistió de ella.
Mis hijos, Jesucristo soportó todos los
insultos, los sufrimientos que Le impusieron sobre los hombros, sobre todo Su
Cuerpo, para liberaros de las cadenas del pecado, mas vosotros no estáis
mostrando a Él vuestra gratitud. Vuestros corazones están todavía fríos
e indiferentes. Vosotros no estáis valorando vuestra vida, no estáis buscando
la ayuda en Dios.
Hasta Jesucristo buscó ayuda en Dios,
pero vosotros no estáis tomando en serio los Avisos del Cielo, vosotros también
iréis a sufrir mucho. Vosotros estáis en la hora de entrever con vuestros
propios ojos lo que viene llegando, y entonces veréis que perdisteis mucho
tiempo
y ahora no tenéis la fuerza necesaria, porque no quisisteis creer en nada.
La Santa Palabra de Dios os revela hoy
acerca del día que se está aproximando, la hora de la Muerte del Cordero de
Dios, Él se prepara para ser entregado. Él, al aproximarse al Monte de los
Olivos, mandó a Sus amigos a buscar un burrito prestado y montado en él, fue en
dirección a Jerusalén y el pueblo, con las palmas, forrando el suelo con sus
mantos para que Jesucristo pasase sobre ellos, Lo aclamaban diciendo: —“¡Bendito el Rey que
viene en Nombre del Señor! ¡Paz en el
Cielo y gloria en las alturas!”
Y algunos en medio del pueblo ordenaban
a Mi hijo que los reprendiese por las alabanzas, naturalmente, se sentían
incómodo con el peso de sus conciencias, mas Jesucristo respondió: —“¡Os digo que si
estos callan, clamarán las piedras! (Lc. 19, 38-40)
Mis hijos, hoy el mundo Me dice que Yo
soy la Madre de Dios, para callarme porque estoy hablando demasiado. Y
Jesucristo respondió lo mismo: —Ay
del mundo, porque no Me quiere oír, ya está ahí la respuesta, ya no faltan
muchos pasos más, preparaos, viviréis los Avisos que os traigo porque grande es
el Poder del Cielo y la Tierra va a recibir de vuelta toda ofensa que hizo a
Dios. Hay
más incrédulos en el mundo que personas pacíficas que viven en armonía con
Dios.
Los que alaban a Dios son los que
anuncian el valor de la vida en Él, los que escuchan Su Palabra y viven dentro
de la Ley que Él puso en el mundo.
Y hoy Dios está enviando tantos Avisos,
la humanidad necesita humillarse y acogerlos porque quien gobierna al mundo es
Dios, y quien no Lo escucha está fuera de la Ley, y quien vive fuera de la Ley
se condena, no tiene la conciencia libre.
Que Dios os anuncia hoy una vez más: —El tiempo de gran
peligro ya está en el mundo, y vosotros no estáis queriendo quitar la viga de
los ojos, vosotros estáis como las piedras, mas vosotros gritaréis pidiendo
socorro y misericordia. Mucho os fue dado y mucho os será cobrado por Dios.
Mis hijos, debéis revivir estos días
que traen al mundo el triste recuerdo de la Muerte de Jesucristo, enderezando
vuestros corazones, preparándoos para vencer también vuestro pasaje y preparaos
para dejar este mundo yendo en dirección a lo mereciereis. Sólo en el último
día sabréis para dónde iréis.
Convertíos, Convertíos, depende de
vuestra conversión.
Reviviendo el sufrimiento que
Jesucristo pasó, sacáis ejemplos de la humildad de Él; Él soportó todas las
ofensas que recibió y todo lo que soportó fue por el Amor al Padre y a
vosotros. ¡Qué crueldad cayó sobre Él! Mas, Él no desistió de Su Misión, fue
fiel hasta el final. Él no dejó de cumplir la Voluntad de Dios Padre, por eso
el Padre Lo exaltó y determinó que: —Delante del Nombre de Jesús, toda
rodilla se doble en el Cielo, en la Tierra y debajo de la tierra, y toda lengua
proclame: “Jesucristo es el Señor” para la gloria de Dios Padre (Fl. 2, 10-11).
Mis hijos, todo lo que Dios habla
sucede, todos necesitan doblar las rodillas delante de Jesucristo,
especialmente en esta hora tan grave que ya llegó para el mundo. Tenéis mucho
que rezar y asegurar en las Manos que pueden salvaros. Las Manos de Dios. Aumentad
vuestra fe.
Éste es el último año para que el
hombre reconozca que necesita de Dios, y vosotros no sabéis cómo se está
contando, él puede ya estar terminando. No sabéis en qué mes comenzó a contarse
el último año de la conversión. Mas ahora sabéis que al final, la única forma
de conversión es a través del dolor.
Por amor ya terminó, ahora es sólo por
el dolor. Es pequeñito el tiempo de conversión a través del dolor. Ahora es
necesario aumentar vuestra fe.
La hora de la purificación del mundo
está próxima.
Vosotros oísteis hoy todo el
sufrimiento de Jesucristo, el interrogatorio que Él pasó y el silencio que Él
hizo delante de los que Lo condenaban. Ahora es vuestro turno de aprender a
guardar silencio delante de los que se exaltan juzgándoos, como si ellos fuesen
Dios, mas solamente Dios os puede juzgar. Estad atentos a los que os insultan,
no respondáis nada, dejad solamente que Dios os defienda.
Es esto lo que vengo revelaros hoy para
vuestra conversión.
Rezad, rezad, rezad por los dos Santos
Papas, Benedicto XVI y
Francisco.
Todo tiene sentido y sólo Dios puede
deciros por qué esto sucedió.
Vosotros lo sabréis muy pronto.
Rezad por todo el Clero, por los religiosos y religiosas, por toda la
humanidad.
Rezad por los ateos y paganos, el
tiempo se está terminando, quien no se volvió a Dios perderá la Felicidad
Eterna.
Rezad por la Santa Iglesia fundada por
Jesucristo, unión y oración, más ahora cuando vosotros estáis entrando en el
tiempo de los grandes acontecimientos del mundo. Los Santos Papas tendrán un
trecho muy difícil para atravesar.
¡Oh! ¡Qué triste estoy de pensar cuánto
sufrirán Mis hijos, los Santos Papas! Este año comenzó con
muchas tristezas y ellas fueron decisivas para el mundo, y ahora vendrán cosas
más graves.
Ésta es la última etapa de preparación
para la humanidad, especialmente para Brasil. Ayudad a los Santos
Papas, rezando con ellos siempre, para que traigan muchas ovejas para la
Iglesia, que están muy distantes, se necesita mucha oración para traerlas lo
más rápido posible. Ya no hay mucho tiempo más.
Vamos a pedir al Divino Espíritu Santo
que venga sobre el mundo renovando así los corazones de todos los cristianos,
fecundando dentro de ellos el amor a la vida, que ellos sepan agradecer a Dios
la salvación.
Yo os amo mucho y os cubro con Mi Manto
de Amor.
Vosotros, brasileros, confiad en Dios,
escuchad los Avisos que Él os está dando. Vosotros tenéis una misión muy grande
para realizar. Mucho os fue dado y mucho os será cobrado. Ningún otro país
recibió tantos Avisos, porque ningún otro país tiene la misma misión que
vosotros tenéis para llevar hasta Dios.
Haced todo lo que pudiereis para
conseguir llegar hasta donde Dios os marcó para vosotros, especialmente en este
resto de tiempo que la humanidad todavía tiene para volver al Corazón de Él.
Debéis pedir al Divino Espíritu Santo
que inunde vuestro país con los Dones necesarios para todos vosotros, ésta es
una hora para pensar constantemente en Dios.
A todas las naciones alerto lo mismo,
los sufrimientos están llegando a toda la Tierra, sed obedientes a Dios, a los
Mandamientos que Él os dio, muchos hijos se hacen los sordos, Dios os quiere
ayudar más, pero vosotros no estáis queriendo la ayuda.
Vosotros no sabéis todavía lo que está
llegando para el mundo, el tiempo de acontecer ya llegó, en cualquier momento
lo veréis con vuestros ojos.
Buscad la ayuda de Dios y confiad en el
Amor que Él tiene por vosotros.
Ahora os bendigo en el Nombre del
Padre, del Hijo y del Divino Espíritu Santo, la Madre de Jesucristo, el
Salvador del mundo,
María, la Inmaculada
Concepción.
Debéis reflexionar sobre el Santo
Evangelio de hoy: Lc. 19, 28-40 y Lc. 23, 1-49
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