Mensaje de Nuestra Señora – María, Llena de Gracia
El Advenimiento del Nuevo Mundo – Palabras
de Nuestra Señora
EL
TIEMPO DE LA REALIZACIÓN DE LAS PROFECÍAS DADAS AL MUNDO
19 de Febrero de 2013
En esta linda noche el Señor viene a alimentaros con
Su Santa Palabra, para que tengáis vida eternamente.
La Palabra de Dios es la Verdad, y para que todos los
hombres sean felices, ellos necesitan escucharla y guardarla en sus corazones.
Dios quiere que el corazón del hombre sea un templo de
Él, por eso está mostrando al hombre lo que se necesita para ser ese templo.
Dios invita a todos los hombres a escucharlo para
comenzar la reforma dentro de los corazones. Él siempre enseñó al hombre a ser
puro, ser bueno, ser correcto en todo lo que hace, mas no todos escuchan los
Consejos de Él. Hay quienes se hacen los sordos porque no les gusta someterse a
la Voluntad de Dios.
Cada segundo de
vuestras vidas, el Divino Espíritu Santo es derramado sobre vosotros, pero los
corazones se cierran para no recibir esta Gracia. Sólo quien Lo ama, Lo recibe
con alegría y gratitud.
El Divino Espíritu Santo hace fecundar la Palabra en
todos los que abren los corazones a Él, para darles crecimiento espiritual.
Son humildes los que valoran la Gracia de Dios, estos
conocerán la Felicidad Eterna, porque guardan con amor lo que Dios habla.
Cuando el hombre
escucha los Consejos que vienen del Cielo, él va enderezando su comportamiento,
porque comienza a comprender que sólo será feliz eternamente si obedece la
Voluntad de Dios, y obedece cuando aprende a someterse a la Voluntad de
Él, acepta, no impone su propia voluntad.
Aceptar es humillarse, es no seguir queriendo ser más
que Dios.
La obediencia es
garantía de ser eternamente feliz.
El mundo hoy está
dividido, porque no todos obedecen la Voluntad de Dios, el desobediente pone
al mundo siempre en gran peligro.
Cuando el hombre nace, él ya trae consigo la mancha
del pecado. Mas, al ser bautizado queda limpio. El hombre debería valorar el
Bautismo, pero no lo valora, sigue pecando y causando la ruina para el mundo.
Sólo va a mejorar si toma la decisión de reparar el error, enderezar y abrir el
corazón a Dios, entregar a Él su vida, dejar que solamente Él conduzca sus
pensamientos, sus actitudes, sus trabajos, en fin, su vida toda; andar bajo la
Luz de Dios, no gustar de la oscuridad.
Pero hoy todos
están en peligro porque no consiguen ser obedientes. Una hora están con
Dios, otra hora están apegados a las cosas del mundo. Las cosas del mundo son
engañosas, tienen muchas apariencias, confunden vuestras mentes, parecen
buenas, mas también son malas.
El pecado queda
escondido en las cosas del mundo, cuando el hombre se despierta, esto es,
cuando el hombre se da cuenta, ya cayó en el error.
No siempre cae por querer, muchas veces cae por no
cuidar de su vida, la persona que no piensa en Dios no cree que el peligro
exista.
Mis hijos, debéis pedir a Dios Consejo y guardarlo
dentro del corazón, para percibir el peligro antes de llegue cerca de él.
Dios no quiere el peligro para vosotros, sois vosotros
mismos los que, con la desobediencia a los Mandamientos, acabáis siendo
engañados y atraídos al peligro. El peligro es como un imán que atrae lo que
está cerca.
El hombre entregado
al pecado está cayendo siempre en dirección al peligro. Y hoy el peligro es
masivo, los peligros son mucho mayores.
Vamos a prepararnos para vencer todos los momentos que
se están acercando. Vosotros debéis
permanecer en estado de gracia, confesándoos siempre y recibiendo la Sagrada
Eucaristía con el corazón abriéndolo más a Dios y cerrándolo para el sabor del
pecado.
El sabor de la Sagrada Eucaristía es el sabor de la
Felicidad Eterna y el sabor del pecado es el veneno, la desobediencia a Dios,
la maldición.
Convertíos, convertíos, creed en el Santo Evangelio y
seréis salvos.
¡Dios quiere salvar a los hijos, Él os creó con tanto
amor!
Queridos y amados hijos de Mi Inmaculado Corazón, os
bendigo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Divino Espíritu Santo, que os
ilumina conduciéndoos para siempre con Su Luz.
Soy la Sierva del Señor, María, la Madre de
Jesucristo, el Salvador del mundo, el Cordero de Dios que quita los pecados del
mundo, Soy la Inmaculada Concepción de María, Soy la Mensajera de Dios y en el
Mensaje de hoy Él os agradece por el momento de oración y os alerta:
“Mis hijos, estad atentos a los grandes peligros de los
acontecimientos en el mundo. Vosotros no estáis listos para conocerlos, porque
no valorasteis la Gracia que derramé sobre vosotros.
Os hicisteis de mayores
conocedores que Yo, que Soy Dios, Soy el que Soy, vosotros no Me podéis cambiar, nada
está por encima de Mí
¿Queréis saber por
qué el peligro viene tan atemorizante? En verdad os digo, es fácil saber, es
porque fuisteis desobedientes a Mí, no Me amasteis a Mí, ni a la vida que os
di, ni amasteis a vuestros hermanos. Ahora es tarde para quien no quiso amar.
No usasteis la
Misericordia que os doy todos los días, preferisteis sumergiros en el lodo,
descuidasteis vuestras almas.
Cuando os pregunten
por qué di el castigo, podéis responder: ‘Porque no amamos como Dios nos
enseñó, Lo desafiamos con nuestros pecados, con nuestras desobediencias,
provocamos Su Ira y ahora nuestro merecimiento es el castigo’.
Mis hijos, Yo no quise esto para ninguno de Mis hijos,
mas Soy Justo. Para santificaros haré primero la Justicia.
Voy a curar esta
lepra, que es el pecado que os domina, después voy a purificaros y os
santificaré para que entréis en la Eternidad. Voy a quebrar el vaso y a hacer
el vaso nuevo. Así os daré la Nueva Vida, la vida santificada.
El hombre dejará toda suciedad atrás, será tan limpio
como Yo quiero que él sea. Es hora de quebrar este error en la humanidad y dar
a ella la Alegría Eterna. La Paz.
Cuando todo
oscurezca, recordad que no estaréis en la oscuridad por mucho tiempo. Yo Soy la
Luz del mundo, todo el tiempo que estuviereis en la oscuridad de aquellos
últimos días, será el tiempo en que está siendo quebrado el hombre viejo para
que nazca el hombre nuevo, el hombre que no pecará nunca más.
Los condenados irán al infierno y los convertidos
verán el Iris de Mis Ojos, y entonces vivirán en Mi Luz.
No necesitarán más
del sol ni de la luz, Yo los sustentaré de Luz Gloriosa. Soy Dios. Mi Amor es
la Luz eterna.”
Mis hijos, unidos vamos a reflexionar en la Palabra de
Dios, Nuestro Padre Eterno, el Todopoderoso, que hoy una vez más os invita a
ser felices eternamente. Debéis oírlo para no caer en tentación, no caer en el
pecado, no correr así el peligro de la desesperación.
Entonces, prestad atención a los Consejos que oísteis,
creyendo en el Santo Evangelio.
Mis hijos, la Santa Palabra de Dios os revela hoy que debéis
rezar con el corazón en el más profundo sentimiento, esto significa una mayor
confianza para pedir al Padre la protección. La protección viene en respuesta a
vuestra manera de rezar, debéis rezar con mucho amor, oración con contenido de
fe, y la más fuerte es aquella que se dirige al Padre Eterno.
Ésta es una petición de perdón a Dios Padre, y al Hijo
que enseña, al Hijo que lleva, al Hijo que trae la Salvación.
Esta oración es un ofrecimiento de lo que vosotros
deseáis hacer, pero que necesitáis de la Gracia de Dios, pues por causa del
pecado vosotros no lo estáis consiguiendo, porque estáis dejando a los ídolos
gobernaros.
Los ídolos son los pecados, vuestros apegos a las
cosas desagradables a Dios. Toda impureza.
Despertad, Mis hijos, las trampas del pecado os arruinan, la infidelidad, la
traición, la falta de respeto, la falta de amor, la deshonestidad, la ambición,
la avaricia, el egoísmo, todo lo que Dios no permite, y todo esto está en los
Pecados Capitales.
Arrepentíos todos ahora de cada pecado, de cada
desobediencia a Dios.
Vosotros no sabéis pedir perdón ni sabéis perdonar,
porque cuando el hombre no sabe amar, él tampoco sabe perdonar, él no tiene
humildad suficiente para pedir perdón. Por eso, cuando el hombre quiere hacer el bien, él lo hace y cuando
quiere hacer el mal, él lo hace también, todo esto él lo hace porque no tiene
la certeza si Dios mismo existe, pero tampoco deja de aprovechar las
oportunidades de hacer daño. Algunos hasta abusan diciendo que Dios lo
perdona todo.
El hombre necesita concientizar que sólo debe hacer lo
que agrada a Dios, es necesario tener firmeza, tener más fe, no estar oscilando
en la fe, porque ahora no hay más
tiempo, o la humanidad se vuelve a Dios, o perderá el Cielo.
Rezad la oración que Jesucristo os enseñó: el Padre
Nuestro.
He aquí como debéis rezar: “Padre nuestro que estáis
en el Cielo, santificado sea Vuestro Nombre, venga a nosotros Vuestro Reino,
hágase Vuestra Voluntad, así en la Tierra como en el Cielo. Danos hoy el pan
nuestro de cada día; perdona nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a
los que nos ofendieren; y no nos dejéis caer en tentación, mas libradnos del
mal. Amén.” (Mt. 6, 9-13).
Mis hijos, es esto lo que vengo a revelaros para
vuestra conversión.
Ahora os pido la
Santa Misa, la Santa Eucaristía con fidelidad a Dios.
Rezad, rezad, rezad
por el Santo Padre, el Papa Benedicto XVI, por todo el Clero, por los
religiosos y religiosas, por toda la humanidad.
Rezad por los ateos
y paganos, haced vuestra parte para ayudarlos a entrar en el Camino del Cielo,
el tiempo ahora es mucho más corto.
Rezad, así Dios os
beneficiará con Gracias para el bien de todos.
Rezad por la Santa Iglesia fundada por Jesucristo,
cuando Él fundó en la Tierra Su Iglesia, Él deseaba que ella creciese en la
espiritualidad, en la obediencia, en la humildad, en la fe, en la esperanza y
en la caridad. Para esto, derramó sobre Ella el Divino Espíritu Santo para que
creciese en la pureza, en la santidad, pero todavía no está lista.
Vosotros veréis que la humanidad no siguió las
Enseñanzas de Dios. Vosotros no tomasteis en serio la Voluntad de Él.
Despertad, ayudad todavía más al Santo Padre el Papa,
porque él ahora, más que nunca antes, necesita de vuestra ayuda. Rezad por sus
intenciones y por todo lo que viene a continuación. Vosotros estáis en gran
dificultad ahora.
Yo os amo mucho y os cubro con Mi Manto de Amor.
Brasileños, rezad, es hora de gran sufrimiento para
vosotros y para todos los países. Todas las naciones haced lo mismo.
Ahora os bendigo en el Nombre del Padre, del Hijo y
del Divino Espíritu Santo, la Madre de Jesucristo, el Salvador del mundo,
María, la Inmaculada Concepción.
Gracias por corresponder al Llamado de Dios.
Mis hijos, recordad que Dios os ama con Amor
Eterno.
Haced todo lo que podáis hacer de bueno para merecer
el Cielo.
Ahora os ofrezco Mi Inmaculado Corazón como Refugio en
la hora del gran castigo que se acerca por el pecado.
Un gran castigo ya viene llegando al mundo, cuidad de
vuestras almas. El tiempo ahora es más corto.
Con todo cariño y amor de Madre os deseo la paz y
llevo hasta Dios vuestros pedidos. Arrepentíos de vuestros pecados, pedid a
Dios perdón y reparadlos antes de que comience la tribulación en el mundo.
La Paz esté con
vosotros ahora y por siempre. ¡Amen, la Paz!
¡Paz!
¡Paz! ¡Paz! ¡Amén! ¡Amén! ¡Amén!
¡Bendito sea Dios, bendito sea Su Santo
Nombre!
Debéis
reflexionar sobre el Santo Evangelio de hoy: Mt. 6, 7-15.
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