Mensaje de Nuestra Señora – María Llena de Gracia
El Advenimiento del Nuevo Mundo – Palabras de Nuestra
Señora
El tiempo de la realización de las
profecías dadas al mundo
17 de noviembre de 2012
Queridos hijos, con mucho amor y cariño, vengo a bendeciros en el Nombre
del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Unidos a la Santísima Trinidad, vamos juntos a buscar la verdadera paz para
el mundo.
Mis hijos, Mis pequeñitos, dense prisa en
vuestra conversión.
Siento una gran alegría en encontraros aquí, en esta casa, reunidos en
oración para pedir fuerza y valor para toda la humanidad. Durante años y años
que estoy llamando a la humanidad. Durante años y años, que estoy en el mundo
llamando todos a la oración, pero fueron pocos los que abrieron las puertas del
corazón para dejar entrar a la Madre Celestial, y hoy, en estos últimos
llamados, las puertas todavía están cerradas, para la mayor parte no estoy aquí
para ayudar a nadie. Muchos niños todavía dicen cuál es el lugar de María en el
Cielo, ella no está en la tierra.
Pobres hijos, ¡Qué sería del mundo si no viniese todos los días para
traeros la gracia del Cielo! No habría ninguna persona viva. Ya hubiera pasado
el tiempo de la tribulación y el infierno estaría lleno de almas sumidas en el
fuego, porque ahí es donde van los que pierden su Salvación. Si Dios no hubiera
dado al mundo este tiempo extra, cuando Me envió a traeros la Gracia de advertir
a la humanidad, la destrucción habría sucedido. Pero Dios es bueno y por bondad
Me concedió un poco más tiempo para socorrer a Mis hijos.
Este tiempo llegó al fin, ya no queda casi
nada más.
Cuando le pedí a Jesucristo que prolongara un poco más este tiempo de
avisos a Mis hijos, El dijo:
"Madre, ya He dado el tiempo
suficiente, ahora el mundo escogió cómo quiere regresar a Mí
y yo soy Justo, voy a buscar a los que Mi Padre me ordenó que cuidase
de ellos.
Voy a traeros para el Cielo y van a tener
la Felicidad Eterna.
Llegó el momento de que sucedan las
pruebas más difíciles."
Entonces Mis hijos, ahora está próxima la
hora en que Mi Corazón Inmaculado triunfará. Los que esperaban en Dios
encontrarán la felicidad que tanto desearon mientras vivieron.
Viene ahí un sufrimiento tan grande para los que no creen en Dios y
aquellos que a pesar de creer no acogieron los mensajes del Cielo. Estos no
crecieron espiritualmente y para reconocer que Yo Soy la Madre Inmaculada,
tendrán que pasar por aprietos tan grandes hasta que Me llamen Madre porque la Gracia de Dios viene solamente a través
Aquella que El escogió para traerla. No es una criatura la que le diga a
Dios cómo debe enviar Su Gracia al mundo.
Dios Me hizo la Mediadora de Su Gracia
para el mundo.
Es esto Mis hijos lo que el mundo necesita hacer, aceptar las determinaciones de Dios.
Vos veréis cosas terribles ocurriendo ahora, Dios es Justo, todo lo que
hace es lo correcto, no adelante el hombre creer que hace lo que quiere, no ha
aprendido hasta ahora, pero va a aprender en un abrir y cerrar de ojos y
doblará las rodillas para pedir perdón Dios.
Mis hijos, la Santa Palabra de Dios os
revela hoy acerca de la paciencia que Dios tiene con Sus hijos, sino que
también muestra cómo es importante que la persona no tenga deudas con el Cielo.
Aquellos que provocan la paciencia de Dios, verán que la vanidad, la
envidia perjudicó en gran medida sus vidas, porque querían medir la fuerza de
Dios y ahora caerán al suelo pidiendo ayuda, pidiendo perdón y misericordia.
Querían nuevamente dar hiel y vinagre a Jesucristo, pero esta vez se van a
beber la hiel y el vinagre que se usaron en contra del Rey. Serán curados de sus
cegueras, pero no para ver la victoria, sino que para ver su propia derrota.
El mundo que se prepare, que la tierra
esté limpia, que el aire esté puro.
Toda
podredumbre será lavada y la humanidad se humillará.
La Justicia Divina no se equivoca, nunca falla y da a cada criatura la
sentencia correcta. No existe ningún error, no existe elegancia, no hay
preferencias, todos somos iguales, quien sembró el bien buena cosecha recogerá
y quien sembró el mal serán castigados con la condenación.
Mis hijos, oren para soportar la hora de la purificación, no tardará, no
tardará, no tardará.
Es
esto es lo que vengo a revelaros hoy para vuestra conversión.
Rezad,
rezad, rezad por el Santo Padre, el Papa Benedicto XVI, por todo el Clero, por
los religiosos y religiosas, por toda la humanidad.
Rezad
por los ateos y paganos. Si ellos esperan la ayuda de los científicos para
creer en Dios, acabarán por perder el Cielo, porque ningún científico sabrá
explicar los eventos de ahora.
Dios
está por encima de todo, y en un abrir y cerrar de ojos hará que el mundo doble
las rodillas delante de El sin ningún esfuerzo.
Rezad
por la conversión de los que todavía se pueden convertir.
Rezad
por la Santa Iglesia fundada por Jesucristo, uníos en oración especialmente
ahora en este tiempo final de este año, seáis compañeros en esta jornada, seáis
todos precursores de la llegada de Jesucristo en esta Navidad que va a dejar a
la humanidad muy pensativa y preocupada con todas las naciones que estarán en
guerra. No hay más tranquilidad para el mundo.
Ahora
sólo os queda la esperanza, quien no la tenga no tendrá éxito. Ayudéis al Santo Padre el Papa en esta
hora de gran peligro para el mundo, rezando podréis todavía aliviar vuestros
corazones.
Os
amo mucho y os cubro con Mi Manto de Amor.
Brasil,
Brasil, dobléis vuestras las rodillas y recéis, no esperéis que suceda
algo primero y luego rezar. Recéis ahora, puede ser que así no os
faltéis las fuerzas en la hora que viene llegando para vos. Todas las naciones
hagáis lo mismo. Todos corren peligro.
Agradezco
la presencia de todos y espero que no os desaniméis ahora que llegó la hora del
comienzo de las cosas tristes que os he advertido.
Gracias
por hoy y por cada día en que vuestros corazones estén abiertos para Acogerme.
Os
bendigo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, la Madre de
Jesucristo, el Salvador del mundo,
María, la Inmaculada
Concepción.
Debéis
meditar en el Santo Evangelio de hoy: Lc.18: 1 - 8.
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