Mensaje de Nuestra Señora – María, Llena de Gracia
El Advenimiento del Nuevo Mundo – Palabras de Nuestra Señora
El tiempo de preparación para la purificación de la
humanidad
8 de julio del 2012
8 de julio del 2012
Queridos hijos, hoy, el día del Señor, con mucho amor y cariño Vengo a bendeciros en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Unidos a la Santísima Trinidad, juntos vamos a buscar la verdadera Paz para el mundo.
Hijos Míos, escuchen el Llamado de Dios, el tiempo se hace más corto cada día y vos no estáis percibiendo que El está llamándoos a la conversión antes de que sea demasiado tarde.
Un gran peligro amenaza al mundo, fueron años y años de Advertencias, porque Dios es compasivo y misericordioso.
Vos necesitáis cuidar de vuestras almas, porque no sabéis cuánto tiempo tenéis para mejorar vuestros puntos ante Dios.
Dios os ama y quiere llevarlos a la Tierra Prometida, el Paraíso. Por lo tanto debéis recordar siempre que debéis obedecer los Mandamientos, crecer espiritualmente, cultivar la fe, creer verdaderamente en Dios.
Para creer no es suficiente para el hombre decir que cree sino que debe ser un ejemplo de fe, esperanza y amor al mundo. Ser un ejemplo de vida y no debe escandalizar delante de nadie.
Vos estáis viviendo en una época de tantas cosas malas y los peores momentos están por ocurrir ahora, en este tiempo de gran tribulación. Seréis sacudidos por las revelaciones y luego vais a decir: "Si yo hubiera sabido esto antes, habría rezado más."
Es necesario que todos vosotros, los cristianos tengan fe, creer que Dios os está guiándoos, enseñándoos que es necesario confiar en lo que estáis siendo avisados.
Escuchad y cambiéis vuestro corazón, veáis Mis hijos, no será difícil para vos si tenéis confianza en el Amor de Dios por vosotros.
Si estoy con vosotros es porque estáis constantemente en peligro. Era necesario que el Cielo enviase para vosotros una ayuda más fuerte. No Me estoy alabando, sino que obedeciendo la Voluntad de Dios que Me hizo Su Sierva.
Ser Sierva es ser aquella persona que obedece fielmente la Voluntad del Padre, que Me ha enviado como Mensajera, que pone a vuestra disposición las enseñanzas, medios para prepararos mejor para el difícil momento de los días por venir, para que vos se reafirméis en Dios. Yo estoy en el mundo para orar con vosotros.
No soy la Fuerza de Mi misma, Yo soy toda dependiente de Dios. Todo que os traigo viene de El, nada puede venir de Mi misma porque soy la Esclava del Señor. El llena Mi vida, por lo que así también vos debéis vivir, vivir en Dios y en todo lo que os será dado. Basta que tengáis un corazón puro, manso y humilde, que seáis prudentes, compasivos, que seáis honestos, amables, justos, genuinos, y que vuestros corazones siempre practiquen la caridad.
Nada podrá impedir que seáis obedientes a los Mandamientos de Dios, pero si vos estáis todavía en la desobediencia es porque estáis haciendo esto por vuestra cuenta y esto va a ir a la balanza en el día del Juicio Final. Dios quiere que seáis feliz, si perdéis la Felicidad se debe a que vosotros mismos estáis echándola fuera. Cuidado hijitos Míos, hagáis una reflexión, que estáis cayendo en una trampa.
Vuestros días son más duros, vos no estáis meditando, no estáis amando a Dios como debéis amarlo porque el que ama al Señor escucha lo que El habla, planta dentro del corazón lo que escucha, ve el fruto, lo hace crecer maduro, listo para ser cosechado. Este tendrá Vida Eterna.
Mis hijos, la Santa Palabra de Dios os revela hoy acerca de las grandes maravillas que Jesucristo realizó en todas partes donde iba antes de regresar al Cielo.
Estando El en Nazaret, donde había nacido, no quería realizar allí los milagros que realizó dondequiera que iba, pero aun así los hizo por el bien de los que Lo solicitaban, El derramaba en todas partes Su Paz.
Mis hijos, haced lo mismo, tratéis de ser hombres de fe.
Vosotros estáis en peligro, pedid a Dios que os ayude a todos.
Cuando Jesucristo estuvo en medio de Su pueblo, Él hizo todo para que el hombre comprendiera la Gracia presente, visible y palpable, muchas personas de corazón sensible capaces de percibir quién era Aquel que les enseñaba, Le seguían y recibían los beneficios proporcionados por El. Ellos Lo admiraban, sabían que la sabiduría estaba en Él, Ellos venían de El mismo, y así Lo buscaban con esperanza de llenar sus corazones. Ellos Le hacían preguntas porque querían Conocerlo mejor.
Querían saber dónde aquel Hombre Santo buscaba tanto conocimiento para distribuirlo sobre ellos mismos.
También querían saber cómo hacía tantos milagros.
Jesucristo era para ellos una persona sencilla y pobre, pero trajo grandes beneficios a ellos. Muchos de ellos estaban poseídos y no acogían las enseñanzas de Jesucristo.
Así que Mis hijos, hoy sucede todavía lo mismo, las personas que tienen una vida abastecida materialmente creen que no deben pensar en Dios, creen que ya tienen lo necesario, no elevan sus pensamientos hacia el Cielo, pero ahora todo va a cambiar, es el Poder de Dios manifestado, el mundo está siendo tocado, está humillándose y reconociendo que no puede seguir desafiando al Creador. Desde los recién nacidos hasta los ancianos, todos levantan los ojos al cielo, porque una época de grandes acontecimientos se acerca, el tiempo de la gran batalla entre el Cielo y la tierra. Todo esto aparecerá de repente y traerá un gran cambio en medio de vosotros.
Esto es lo que vengo a revelaros hoy para vuestra conversión.
Rezad, rezad, rezad por el Santo Padre, el Papa Benedicto XVI, por todo el Clero, por los religiosos y religiosas, por toda la humanidad.
Rezad por los ateos y paganos, este es el tiempo en que ellos reconocerán que necesitan del perdón de Dios.
Agradezco a todos los hijos que acogieron Mis Consejos y oró por su retorno a Dios. Gracias Mis hijos, en el Cielo, recibiréis la recompensa.
Todo lo que hacéis bueno, en el Cielo está vuestra recompensa.
Rezad, rezad por la Santa Iglesia fundada por Jesucristo, todavía tenéis un tiempo para cumplir con vuestro deber de cristianos antes de dejar este mundo tierra, rezad por la Santa Iglesia hasta que sea purificado lo que todavía será santificado.
Hay muchos que todavía están lejos de Dios, con vuestras oraciones han regresado algunos, otros están pensando en volver y otros no han decidido.
La oración convierte, mantiene el espíritu, da la Luz, belleza, da salud al cuerpo, sanando a los enfermos, a los adictos, realiza algo grande entre vosotros, porque la oración es el camino para crecer en dirección al Cielo. Llena al hombre de esperanza, de la fe y la caridad. La oración trae paz a vuestros corazones, por eso los que rezan se sienten fuertes y no renuncian a sus ideales. Sin desanimarse luchan contra lo que está mal y siempre están construyendo un tiempo de reflexión sobre la importancia de amar a Dios y amar la vida que han recibido de El. Hay quienes oran en todo lugar, en las iglesias, en las calles con sus rosarios en busca de la ayuda de Dios. Ahora viene la respuesta de vuestros esfuerzos, aun cuando el mundo tenga que pasar por el sufrimiento, es necesario que todo eso pase para llegar al día de la victoria. Día de entrada en la eternidad.
La Eternidad Santa es sólo para aquellos que se convierten.
Ayudéis al Santo Padre, el Papa Benedicto XVI en este momento difícil que va a tener que pasar, pero veréis los milagros de Dios y agradeceréis por vuestra vida y Lo amaréis por siempre y por toda la eternidad.
Os amo mucho y os cubro con Mi Manto de Amor.
Un río de Agua viva y cristalina, descenderá del cielo para limpiar la podredumbre del mundo, el pecado. Vosotros deberéis estar limpios de cualquier suciedad que poseen antes de entrar en la eternidad.
Vosotros brasileños prepárense, porque seréis ejemplos para el mundo, van a sufrir mucho, y mucho, pero no estaréis solos, Dios tiene compasión de vos y os dará una Gracia especial.
Seréis comparados, los más tolerante y más fuertes porque esperan en Dios y El derrama sobre los que esperan en El, la fuerza, el coraje y los eleva al grado de santidad
Brasil es el lugar elegido por Dios para agradarle y ser un ejemplo para todas las naciones. Así que os digo a todos que oren, oren y confíen en la ayuda de Dios.
Os bendigo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, la Madre de Jesucristo, el Salvador del mundo,
María, la Inmaculada Concepción.
Debéis meditar en el Santo Evangelio de hoy: Mc. 6,1 - 6.
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