Mensaje de Nuestra Señora – María, Llena de Gracia
El Advenimiento del Mundo Nuevo – Palabras de Nuestra Señora
El tiempo de preparación para la purificación de la humanidad
5 de noviembre de 2011
Queridos hijos, con mucho amor y cariño vengo a bendeciros en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Unidos a la Santísima Trinidad, vamos juntos a buscar la verdadera Paz para el mundo.
Mis hijos, Mis pequeñitos hijos, que alegría encontraros aquí reunidos en oración para aliviar los sufrimientos vuestros y del mundo.
Venid hoy, vosotros estáis en un jardín Conmigo sois las flores que estoy cuidando, trayéndoos del Cielo el Agua de la Fuente de la Vida que es la Palabra de Dios. Con la Palabra El creó al mundo, El sembró la semilla de la vida, El salvó a los hijos que se apartaron de El por la preferencia del pecado, dándoles la purificación y santificando después que ellos se arrepintieron verdaderamente de haber pecado pidiéndole a El perdón.
Gracias Mis hijos, por estar comprendiendo la señal que Dios os está dando. Esta señal es el toque que El dio en vuestros corazones y vos comprendisteis que es necesario caminar en rectitud, reparar vuestros pecados y rezar. Cuando vosotros llevasteis más en serio la oración, aprendisteis que sois Iglesia y esta Iglesia es sustentada por el Amor de Dios. El os ama tanto que os dio a Su propio Hijo Jesucristo para salvaros y alimentaros con Su Cuerpo y Sangre para que vos pudierais vivir eternamente.
Mis hijos, la Santa Palabra de Dios os lleva hoy a meditar sobre el amor, la justica, la paz en vuestros corazones.
Si vos amáis, sois capaces de amar a Dios y a vuestros hermanos y de practicar la justicia y sembrar la paz que Dios os da. Sois capaces de no olvidar a los hermanos que están vivos y de los hermanos que ya partieron de este mundo y muchos todavía están en el Purgatorio en la espera de la hora de entrar en el Cielo.
Por eso estamos aquí hoy reunidos, para rezar por las almas que están en el Purgatorio ansiosas de poder entrar en el Cielo.
Estoy feliz cuando correspondéis a la misión que Dios os dio, la misión de ayudar a salvar almas. Quien no ayuda, no conseguirá tener los merecimientos de su salvación.
Muchas veces las personas critican a quien reza por las almas del Purgatorio y llegan a llamarlas presuntuosas, porque ellas no saben si van a merecer por lo menos llegar al Purgatorio, así ellas están juzgando y condenando. Yo os alerto Mis hijos, quien reza por las almas del Purgatorio está luchando por su Salvación.
En verdad ellas actúan así porque piensan que cuando un alma está en el Purgatorio ellas pueden perder todavía su Salvación. Mis hijos, no es así. Las almas que están en el Purgatorio ya están salvas, pero ellas tienen que liberarse de las dudas que no pagaron en vida. Hay almas que permanecen más de 300 años en el Purgatorio pagando sus deudas, estas deudas son el peso del pecado que se cometen en la tierra y no repararon, no se arrepintieron, pero es necesario sacar la mancha del alma, es necesario que el alma permanezca limpia, blanca, transparente.
Para ayudarlas estamos aquí juntos hoy, Madre e hijos, pidiendo a Dios para suavizar las penas de ellas.
Para suavizar, ellas necesitan de oración de los vivos en la tierra.
Mis hijos, cuando vos dedicáis tiempo para las almas, ellas ofrecen a Dios oraciones por vosotros y así vosotros iréis aprendiendo a suavizar, desde ya, en vuestro tiempo en el Purgatorio si tuvierais que parar allá antes de llegar al Cielo.
Vamos ahora a oír los Avisos del Cielo.
Hoy Dios envía para advertir a toda la humanidad, porque cosas terribles están aproximándose y el mundo no está preparado. Vamos a grabar dentro de nuestros corazones cómo Dios quiere la preparación del mundo.
Mis hijos, el mundo pisó la oferta de Dios. El mundo podría pasar la eternidad sin tener que sufrir lo que va a sufrir, él tendría que obedecer a Dios, ser fiel y no idolatrar el pecado. Pero el mundo se hizo el sordo, mudo, ciego y cojo, no mejoró nada, sólo una pequeña parte procuró agradecer a Dios la vida que recibió de El. Por eso nada más tendréis que hacer a no ser el cuidar el alma para entregarla a Dios.
Ya están ahí los sufrimientos, las tempestades materiales, las tempestades espirituales y las naturales.
Vamos ahora sólo rezar y esperar la Misericordia de Dios.
Es solamente esto lo que necesitáis hoy para vuestra conversión. Tengáis fe, esperanza, confianza en Dios y la práctica de la caridad. Para ser caritativo es necesario ser justo y comprender que quien da recibe de Dios la recompensa, deis vuestro amor, vuestra generosidad, vuestro compañerismo, deis vuestras manos para ayudar a buscar las personas que están en dificultades.
Rezad, rezad, rezad por el Santo Padre el Papa Benedicto XVI, por todo el Clero, por los religiosos y religiosas, por toda la humanidad.
Rezad por los ateos y paganos, ofreced a Dios vuestra ayuda por ellos.
Rezad por la Santa Iglesia fundada por Jesucristo, vos sois esta Iglesia, ella necesita de reforma pero muchos están de brazos cruzados, otros necesitan tener cuidado con esta reforma de no colocar un ladrillo en la pared y jugar a dos en el suelo.
Ayudad al Santo Padre el Papa en esta mejora dentro del cristianismo. Todos vosotros necesitáis reformar vuestros compromisos de Bautismo y ser un cristiano verdadero.
Yo os amo mucho y os cubro con Mi Manto de Amor.
Vos brasileños, tenéis cuidado con las lluvias, procurad refugios seguros durante las tempestades, ellas serán de aquí en adelante mucho peores que las de antes. Permanecéis atentos, encended las velas y rezad, Dios no os abandona.
Rezad por todas las naciones y os pido a todos los pueblos que crean en el Santo Evangelio, así estaréis en el camino del Cielo.
Agradezco vuestra presencia, especialmente los que vinieron por primera vez, llevéis en vuestros corazones las Bendiciones de hoy y vos veréis cambios fuertes en vuestros corazones.
Felicito a A.C. por el esfuerzo y la confianza que él tiene en las Promesas de Dios y os digo a ti hijo: Me ayudasteis mucho en esta batalla que estamos en el mundo, de buscar más almas para dentro de la Santa Iglesia. Dios te está curando y poco a poco porque tu sufrimiento ayuda a muchas personas a abrir los corazones a Dios.
Agradezco a M. por Acogerme con todos vosotros que vinisteis a rezar: Dios te recompensará. Te amo mucho hija, tú eres un gran soldado de Jesucristo como todos los que estáis aquí ahora.
Ahora os bendigo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Divino Espíritu Santo, la Madre de Jesucristo, el Salvador del mundo.
María, la Inmaculada Concepción.
Debéis meditar sobre el Santo Evangelio de hoy: Lucas 16: 9-15.
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