Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo
20 de octubre de 2011 (visión en sueño)
Escuché una voz que me despertó, vi una mano que me entregó una hoja de papel que estaba escrito con pequeñitas flores amarillas, comencé a leer y sentí tan maravillada que pensé: sólo puede ser de Dios.
Fue este mensaje el cual agradecí sonriendo y no vi nada más. Estaba escrito:
“Hijita, abre los ojos y contempla el día, ve la luz del día, ve a los pájaros que vuelan en las alturas, la naturaleza, las flores y reconoce en todo la Mano de Dios y recuerda, Soy Yo.
Soy Fuente de justicia, de amor y de paz.
Soy Dueño de este jardín florido donde Yo también nací para salvar a todos los que nacieron aquí.
Yo Soy tu Compañero en todos los momentos de tu vida. Nací y Morí por ti y por todos. Tú vives por Mí y Yo vivo por ti.
Soy Fuente de Agua viva que brota sobre todo lo que existe.
Si Yo no fuese Agua de esta Fuente, tú no serías una flor. Te amo, te purifico, en un día tú serás santa si Me sirvieres con amor y firmeza en tu fe. Pero, si tú dejaras de Amarme, morirás, y te secarás, porque Mi Agua no caerá más sobre ti. Lo que importa es perseverar en tu amor por Mí hasta el último instante de tu pasaje en la tierra. Cuando partirás de ella despertarás en Mis Brazos y entonces serás la misma flor, que Di vida y Planté en la tierra, pero te Plantaré en tierra nueva, el Paraíso Celeste.”
Después no vi nada más, me acordé de todo y escribí. Agradecí a Dios y entonces comprendí porque El me llama flor de trigo. En cuanto vivimos somos la máxima flor do trigo. Cuando hayamos vencido en este mundo, seremos trigo, porque estaremos definitivamente en El y entonces seremos alimento, El es trigo porque está en la Hostia Consagrada. Trigo es alimento, pero es alimento Sagrado, es alimento que da vida a todos nosotros. Unidos a El estamos dentro de El. Vivimos por El, vivimos con El y cuando El nos dé nueva vida, estaremos en El para siempre.
Es por esto que Nuestra Señora nos dice que debemos procurar ser trigo en este suelo para nunca más dejar de ser. Sólo Dios puede darnos el conocimiento de nuestra existencia.
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