Mensaje de Nuestra Señora – María,
Llena de Gracia
El Advenimiento del Nuevo Mundo –
Palabras de Nuestra Señora
EL TIEMPO DE LA REALIZACIÓN DE LAS
PROFECÍAS DADAS AL MUNDO
18 de Mayo de 2013
Queridos hijos, con mucho amor y cariño vengo a bendeciros en
el Nombre del Padre, del Hijo y del Divino Espíritu Santo.
Unidos a la Santísima Trinidad, vamos juntos a buscar la
verdadera Paz para el mundo.
Mis hijitos, mucho os agradezco por atender al llamado de
Dios y comparecer aquí hoy, en este hogar, donde soy bien recibida.
Siento gran alegría en estar con vosotros en este momento de
oración para rezar juntos pidiendo a Dios la Paz para toda la humanidad,
especialmente en este año que satanás está dominando más a aquellos que lo
sirven, haciendo armas peligrosas para causar gran destrucción en las naciones.
Vosotros veréis dentro de poco tiempo,
de lo que un servidor del demonio es capaz de hacer en obediencia a él, con la
esperanza de volverse famoso.
¡Pobres hijos, cómo caen en la red del demonio y cómo se
alegran haciendo tantas maldades, sin pensar que la peor consecuencia no será para
las naciones, mas sí para sus propias almas!
Dios le da al hombre los Dones del Espíritu Santo para que él
los use en favor del bien, no del mal, mas la vanidad, la codicia, acaba conduciéndolo
a servir al demonio, porque piensa que es así que se volverá rico y famoso.
Mis hijos, vamos
entonces a elevar a Dios nuestras oraciones en este momento en que la humanidad
todavía no se ha dado cuenta de que está muy cerca el tiempo en que una
terrible guerra acontecerá en el mundo. Vosotros no sabéis si faltan años para
que suceda, ni si son meses, pero una cosa os pido, vivid todos los días de
vuestras vidas como si fuese el último, permaneciendo en la fidelidad a Dios y
en estado de Gracia
Cuando Jesucristo vino al mundo, Él vino a enseñaros a vencer.
Él os enseñó a valorar vuestras almas, a cuidar de ellas y a no desobedecer los
Mandamientos. En aquel tiempo ya estaba
dando inicio la última etapa de la humanidad, en la Tierra.
Después de más de
dos mil años, el mundo se está preparando para pasar por la gran transformación
que sucederá ahora en este siglo, cuando el pecado será eliminado del mundo. Por lo tanto, quien no se decide por la santificación del
alma, estará desistiendo de la Salvación e irá para el Infierno.
Dios lo sabe todo, Él os está diciendo que va a transformar a
la humanidad, vosotros no tenéis poder para combatir contra la Voluntad de Él. Si el hombre es capaz de inventar armas
capaces de destruir en pocos minutos dos tercios de la humanidad, él usó los
Dones contra Dios y él no sabe cuál es su total consecuencia. Toda la
inteligencia humana no es nada delante de la Inteligencia de Dios, en verdad el
hombre es dominado por el mal para insultar el Poder de Dios.
Mis hijos, vosotros que estáis Conmigo en esta batalla contra
satanás, no debéis temer, porque vosotros venceréis en todas las batallas. Dios
está con vosotros, seguid rezando con fe y esperanza. Cuando venga el tiempo de
la guerra, seréis vestidos de fuerza, porque seréis revestidos de la Gracia que
Dios os dará en aquellos días para recobraros delante de Él y Él os protegerá.
Vamos, de ahora en
adelante, a rezar más con el corazón para la Salvación de todos los que mueran
durante las guerras.
Mis hijos, la Santa Palabra de Dios hoy os revela que
Jesucristo permanece en medio de vosotros, a través de Su gran Amor,
preparándoos para el último día, cuando Él vendrá a juzgar vuestras obras. Estad felices porque vosotros sois parte de
los que fueron llamados a sembrar la Paz y no las guerras.
Recordad que sois felices desde ahora, porque como los
discípulos, vosotros fuisteis llamados por vuestro nombre, esto significa que
sois soldados de Jesucristo, vuestras instrucciones no vienen del demonio,
ellas vienen de Dios, Él os da el Espíritu Santo.
Mientras que los
malos fabrican armas nucleares y todas las armas infernales, Dios ya puso en
vuestras manos el arma más poderosa, el Santo Rosario. Las armas del demonio destruyen la carne, mas las de Dios
salvan almas, y Dios os dará un cuerpo glorioso, esto sólo Él tiene el Poder de
daros. Si vosotros supieseis el valor del Santo Rosario, quedaríais felices, os
sentiríais enriquecidos, porque la Gracia que recibís de Dios para destruir las
fuerzas del Infierno es la mayor riqueza.
Las armas del demonio son armas que destruyen, mas las de
Dios construyen, multiplican, tienen vida, felicidad y dan alegrías eternas. Por
eso, todo este tiempo que Él Me envió hasta
vosotros fue para enseñaros a buscar la fuerza para vencer todas las guerras.
Es esto lo que vengo revelaros hoy para vuestra conversión.
Rezad, rezad, rezad por los dos Santos Padres Papas,
Benedicto XVI y Francisco. Rezad por todo el Clero, por los religiosos y
religiosas, por toda la humanidad.
Rezad por los ateos y paganos, ayudadlos, es vuestro deber
como soldados de Jesucristo rezar por los que están todavía indecisos sobre lo
que debe seguir en la vida. Después sabréis cuánto luchasteis por ellos.
Rezad por la Santa Iglesia fundada por Jesucristo, unión,
oración, esfuerzo para practicar cada día más el bien a todos.
Todo lo que hagáis,
aunque sea poco, hacedlo con amor verdadero.
Todo lo que os enseñé fue a seguir los pasos del Maestro
Jesucristo. Una madre responsable enseña a los hijos lo que es correcto y los
protege del peligro.
Ayudad a los Santos Padre Papas en esta hora tan difícil, que la humanidad está viviendo. Tiempo de mucha
ilusión y distancia de la realidad, el hombre está idolatrando lo material y
olvidando lo que es Eterno, la Vida Eterna, y el peligro es pasar a merecer el Infierno
que también es un lugar eterno, mas allá sólo existe la infelicidad.
Yo os amo mucho y os cubro con Mi Manto de Amor.
Brasil, Brasil, recordad que soy la Señora Aparecida, Patrona
vuestra, y estoy con vosotros, avisándoos del peligro, estad atentos, la
oración os fortalece, rezad, rezad, rezad
con el corazón, vienen problemas dolorosos para vosotros.
Todas las naciones, rezad cada día más con el corazón.
Rezar con el corazón es amar a Dios cada día más y a vuestro
prójimo, y también la vida que recibisteis de Dios.
Agradezco la presencia de todos y os espero en el próximo encuentro.
Ahora os bendigo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Divino
Espíritu Santo, la Madre de Jesucristo, el Salvador del mundo,
María, la Inmaculada Concepción.
Debéis reflexionar sobre el
Santo Evangelio de hoy: Jn. 21, 20-25.
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