Octubre 7, 2009 Iglesia de San Bruno, San Bruno, CA
¡Queridos hijitos, Alabado sea Jesús!
Gracias, mis pequeñitos, por haber aceptado a mi invitación de esta noche. Hijitos, cuando eran niños dependían de su madre. Ella los asistía y la obedecían. Cuando eran niños escuchaban y seguían los consejos de sus buenos padres. Pero cuando crecieron empezaron a rechazar sus consejos y su ayuda. Cuando llegaron a ser adultos se independizaron y empezaron hacer lo que ustedes querían – desobedeciendo y rechazando sus consejos completamente, empezando a vivir perdidos en el mundo.
Ahora, mis pequeñitos, vengo a invitarlos otra vez a que sean como niños. Solo los niños pueden escuchar los consejos de su Madre Celestial y aprender hacer la voluntad de Dios. Solo los niños son puros de cuerpo, alma y mente. Yo puedo ayudarlos si me permiten.
Hijitos, las dos cosas que pueden aceptar hoy mismo en sus vidas son: vivir en el pecado o en la gracia de Dios. Si escogen el pecado, morirán en el pecado. Pero si escogen la gracia, vivirán por Dios, con Dios y en Dios.
Vengo a prepararlos a lo que viene en el futuro. Debo pedirles que me escuchen si quieren que les ayude. Deben orar, orar, orar con el corazón y escoger, de una vez por todas, la gracia y la felicidad que solo Dios puede darles.
Hijitos, gracias por escuchar y aceptar a mi mensaje de esta noche. Oren para que escojan bien – la gracia de Dios. Que la paz de Dios Todopoderoso este con todos ustedes. Bendigo a mis amados sacerdotes y diáconos que me ayudaron.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
¡Queridos hijitos, Alabado sea Jesús!
Gracias, mis pequeñitos, por haber aceptado a mi invitación de esta noche. Hijitos, cuando eran niños dependían de su madre. Ella los asistía y la obedecían. Cuando eran niños escuchaban y seguían los consejos de sus buenos padres. Pero cuando crecieron empezaron a rechazar sus consejos y su ayuda. Cuando llegaron a ser adultos se independizaron y empezaron hacer lo que ustedes querían – desobedeciendo y rechazando sus consejos completamente, empezando a vivir perdidos en el mundo.
Ahora, mis pequeñitos, vengo a invitarlos otra vez a que sean como niños. Solo los niños pueden escuchar los consejos de su Madre Celestial y aprender hacer la voluntad de Dios. Solo los niños son puros de cuerpo, alma y mente. Yo puedo ayudarlos si me permiten.
Hijitos, las dos cosas que pueden aceptar hoy mismo en sus vidas son: vivir en el pecado o en la gracia de Dios. Si escogen el pecado, morirán en el pecado. Pero si escogen la gracia, vivirán por Dios, con Dios y en Dios.
Vengo a prepararlos a lo que viene en el futuro. Debo pedirles que me escuchen si quieren que les ayude. Deben orar, orar, orar con el corazón y escoger, de una vez por todas, la gracia y la felicidad que solo Dios puede darles.
Hijitos, gracias por escuchar y aceptar a mi mensaje de esta noche. Oren para que escojan bien – la gracia de Dios. Que la paz de Dios Todopoderoso este con todos ustedes. Bendigo a mis amados sacerdotes y diáconos que me ayudaron.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
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