Mensaje de Nuestra Señora – María,
Llena de Gracia
El Advenimiento del Nuevo Mundo –
Palabras de Nuestra Señora
EL TIEMPO DE LA REALIZACIÓN DE LAS
PROFECÍAS DADAS AL MUNDO
07
de Abril de 2013 – Fiesta de la Divina Misericordia – 2º Domingo de Pascua
Queridos hijos, hoy, en el día del Señor, con mucho amor y cariño vengo
a bendeciros en el Nombre del Padre, del Hijo y del Divino Espíritu Santo.
Unidos a la Santísima Trinidad, vamos juntos a buscar la verdadera Paz para
el mundo.
Mis hijos, Mis hijos pequeñitos, hoy, en este día tan importante para mundo,
día dedicado a la Misericordia de Dios sobre el mundo, vosotros debéis abrir
más vuestros corazones para que Ella se extienda hasta él.
Rezad pidiendo a Dios que derrame sobre vosotros Su Gracia, vosotros
todavía estáis sin fuerza, sin valor para creer realmente que los Avisos que
llegan a vuestros oídos vienen del Cielo, creéis dudando.
No podéis soportar
vuestros sufrimientos, cuando dudáis de Dios.
Sed humildes, Mis hijos, acoged los Avisos con vuestros corazones
abiertos, Dios está derramando sobre el mundo Su Gracia y quien La acoge se
fortalece, se prepara para no perder el grano de fe que tiene.
En este momento vosotros sólo tenéis este pequeño grano con el que nacisteis,
no sabéis cultivarlo porque vuestros
corazones están hechos de tierra infértil; él para fecundar necesitó del
Bautismo que debéis renovarlo todos los días de vuestra vida diciendo: “Señor,
yo creo en ti.” Pero esto no sucede, porque sois indiferentes a Aquél
que os creó. Os estáis comportando apenas
como objetos que no tienen ningún deber por hacer. Por lo tanto, vuestra fe es
como la fe de las piedras. La piedra no tiene sentimientos, no se mueve
sola, es útil sólo si alguien la pega y la coloca donde tiene alguna función, en
aquel momento es que ella sirve para ser cimiento de una construcción.
Como veis, Dios da valor a todo lo que crea, y lo más importante para el
hombre es la vida que recibió de Dios, vosotros tenéis un gran valor para Él,
Él os llena de sabiduría, de amor, os enriquece con Su Gracia, y hoy Él está
derramando sobre vosotros Su Misericordia.
Vosotros sois el
tesoro que Él mismo cuida, enseña, da calidad, da brillo, y guarda con mucho cariño
para estar eternamente con Él.
Hoy Él os quiere dar más belleza, mas no es esta belleza que vosotros conocéis
en la Tierra, belleza sólo por fuera, Él os quiere dar belleza interior, la más
bella, la más rica, que es un corazón que sabe acoger los Consejos del Padre,
el corazón que se calla para oír, un corazón que sabe agradecer los Avisos del
Cielo y prestar atención, hasta hacer la pregunta: “¿Por qué Dios nos está dando
tantos Avisos?
En verdad Yo misma os respondo, Mis hijos, vosotros estáis en peligro de
quedar asustados de repente y sin reconocer la Existencia de Dios y así iréis
al Infierno.
Quien no cree en Dios
pierde el Cielo.
El mundo hoy está tan violento, porque el hombre no cree con fe que Dios
Existe y no Lo respeta —cada hombre
quiere gobernar su vida, no acepta límites, no respeta las Enseñanzas del Cielo.
Dios cuida de lo que crea y Él os creó, sois criaturas, sois dependientes
de la Gracia de Él, tenéis que hacer lo que Él os enseña, no podéis gobernaros
a vosotros mismos. Si así continuáis, en esta desobediencia total, no iréis
para el Cielo.
Estad atentos, es hora de volver a Casa, éste ya no es el momento de
jugar con vuestra vida, pues vosotros jugasteis más, que tomar en serio vuestra
travesía en la Tierra. Es hora de ordenar
el corazón para entrar en el eternidad y en la eternidad tenéis dos opciones,
el Cielo o el Infierno, no existen tres opciones. Por eso estad atentos, Dios
no engaña a nadie. Es hora de escoger dónde queréis morar después que dejéis la
Tierra, en el Cielo o en el Infierno, la decisión es vuestra.
Entonces vosotros ya sabéis que los Avisos del Cielo son Gracias que Él
manda para quien se decide por el Cielo. Quien se decide por el Infierno no
necesita de Avisos, porque los Avisos son alertas de peligro, son alertas para
que el hombre esté atento y la mayor atención que debéis tener ahora es con las
trampas del demonio, él os incentiva al pecado. El pecado es la causa de que muchas almas caigan en el Infierno.
El hombre que idolatra
el pecado, lo hace porque no quiere el Cielo, y lo tendrá perdido cuando no se
convierta de alguna manera.
Mis hijos, meditad sobre vuestro futuro, quien va al Infierno nunca más
tendrá unión con Dios, nunca más será feliz.
Es preciso creer
verdaderamente en la Existencia de Dios y aprender lo que Él enseña, es preciso
luchar contra la impureza, es preciso desprenderse del pecado, pedir a Dios la
sanación, no sólo de vuestras enfermedades, sino primeramente de vuestros
corazones, la protección para vuestras almas, el merecimiento de un cuerpo
glorioso, y de la Vida Eterna.
Entonces, vamos hoy a buscar en Dios esta ayuda para el mundo.
Hoy, el día en que
Dios está derramando sobre el mundo entero Su última Misericordia para las almas
de todos los pecadores. Esta Gracia que Dios está derramando hoy es para que todos
procuren cultivar mejor la fe y se arrepientan de sus pecados antes de que sea
tarde.
Debéis arrepentiros de vuestros pecados antes de que llegue la última hora
de vuestro paso en la Tierra. Dios os está avisando que la última hora que está
ahí, muchos mueren todos los días y no estaban preparados.
La preparación es
cultivar más la fe para arrepentiros de los pecados y pedir perdón a Dios. Si
vosotros no tenéis fe, no temeréis a Dios, no os arrepentiréis de vuestros
pecados y acabaréis perdiendo la Salvación.
Finalizado este tiempo, no habrá otro más para el mundo arrepentirse. Sólo
habrá sufrimiento para los que no se arrepintieron. No es el fin del mundo,
sino que es el fin del pecado en el hombre. Sólo será libre y feliz aquel que
permanezca fiel a Dios. Ser fiel es humillarse y creer, respetar y obedecer los
Mandamientos. Ser fiel es renunciar al pecado y solamente obedecer a Dios.
Quien no escucha los Consejos de Él, no es fiel a Él, por eso los que se están haciendo
los sordos son infieles a Dios.
Mis hijos, la Santa Palabra de Dios os revela hoy sobre la importancia
de la fe. Vosotros oísteis que Jesucristo Se Apareció a Sus discípulos después
de Su Resurrección, ellos estaban reunidos en oración después que todo sucedió,
ellos fueron bendecidos con la Presencia de Él deseándoles la Paz. Jesucristo
les mostró las Manos heridas por los clavos en la Cruz y el Costado herido por
la lanza.
Fue en aquella apertura del Costado herido por la crueldad del mundo,
que Mi Divino Hijo derramó sobre el mundo Su Misericordia, Su Sangre y el Agua
de Su Cuerpo. Con la Sangre Él os da
vida y con el Agua, que representa al Divino Espíritu Santo, Él os dio el Bautismo,
que hace de los hombres hijos de Dios. El Divino Espíritu Santo en aquel
momento Se manifestó para todos los que aceptaron el Bautismo. Él os adoptó como hijos, por eso debéis
valorar esta Gracia, la Misericordia Divina. Dios con vosotros en vuestras
vidas os está salvando. Quien pisotea la
Gracia de Dios pierde la Salvación.
La Sangre y el Agua
que fluyen del Cuerpo de Mi Divino Hijo Jesucristo sustentan al hombre en
dirección a la Salvación. Entonces fue por eso
que Él Se mostró a Sus discípulos, dándoles instrucciones y enviándolos a todos
los rincones de la Tierra a predicar el Santo Evangelio.
En aquel momento de Su Aparición a ellos, Él sopló sobre ellos Su Gracia,
les dio el Espíritu Santo. Había todavía un discípulo que no estaba presente,
era Tomás, y cuando supo lo que aconteció, dudó, le faltó la fe y entonces él
hizo exigencias: si él no viese las marcas de los clavos y si no pusiese el
dedo en las marcas de los clavos y no pusiese la mano en Su Costado, no creería.
Después de ocho días, Jesucristo estaba nuevamente con ellos en aquel
lugar donde estaban con las puertas cerradas, Él Apareció allí entre ellos y les
dijo: “La Paz sea con vosotros.”
Después dijo a Tomás: “Pon tu dedo aquí y
mira Mis Manos. Extiende tu mano y métela en Mi Costado. Y no seas incrédulo,
sino fiel.”
Tomás respondió: “¡Mi Señor y Mi
Dios!”
Y Jesucristo le dijo, “Has creído
porque Me has visto. Bienaventurados los que creen sin haberme visto.” (Juan
20, 26-28).
Así, Mis hijos, quedó bien claro, no
debéis exigir de Dios condiciones para creer. Sed humildes, no es que Dios quien
necesita de vosotros, reconoced que sois criaturas y la criatura depende del
Creador.
Dios hace muchos y
muchos años está avisando al mundo que se va a derrumbar una parte de la Tierra,
nadie está listo para dejar este mundo en la Tierra y entrar la Eternidad.
Agradeced a Él por esta última Misericordia y preparaos, de aquí en
adelante nadie sabe quién va a dejar la Tierra primero.
Es mejor que todos os preparéis; todos, todos, todos. Tomad conciencia,
nada llevaréis a no ser vuestras almas, vivid
como si cada día fuese el último, esto es con el corazón totalmente entregado a
Dios. Debéis pedir a Él el perdón por
vuestras culpas, así vosotros os sabréis preparar. Quien sobreviva, cada día
tiene un poco más de tiempo para mejorar su vida. Quien lo va dejando sólo para
el último día, puede no conseguirlo. Convertíos, convertíos.
Viene ahí para el mundo un terrible acontecimiento, muy pronto sabréis
que Dios no engaña a nadie. Estad atentos. Amad a Dios sobre todas las cosas.
Amad a vuestros hermanos y amaos a
vosotros mismos no pecando.
Arrepentíos de vuestros pecados todos los días y estad listos para vuestro
encuentro con Dios.
Pido al Divino Espíritu Santo que os ilumine y os proteja de todos los
males que están frente a vosotros.
Es esto lo que vengo revelaros hoy para vuestra conversión. Estad
atentos.
Rezad, rezad, rezad
por los que están en desarmonía en la Tierra, poniendo vuestras vidas en
riesgo. Estos están poniendo en riesgo vuestras vidas y desafiando el Poder de
Dios. Estos sólo piensan en hacer guerras.
Rezad, rezad, rezad
por los dos Santos Padres, los Papas Benedicto XVI y Francisco, por todo el Clero,
por los religiosos y religiosas, por toda la humanidad.
Rezad por los
ateos y paganos, ayudadlos con vuestras oraciones.
Rezad por la
Santa Iglesia fundada por Jesucristo, todos unidos en esta hora, extended vuestras
manos ayudándoos unos a otros.
Rezad por los
países que están en desarmonía, poniendo en riesgo vuestras vidas y desafiando
el Poder de Dios con guerras.
Recordad que una Ave María puede detener una
guerra, rezad el Santo Rosario con fe, la Paz es lo más necesario para que el
hombre reconozca que Dios Existe. Ayudad a los Santos Padres los Papas para
recoger a las ovejas.
Yo os amo
mucho y os cubro con Mi Manto de Amor.
Brasileros, unión
y oración, afianzaos en las Manos de Dios.
Todas las
naciones haced lo mismo.
Un gran
peligro está cerca. Todos rezando.
Ahora os
bendigo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Divino Espíritu Santo, la Madre
de Jesucristo, el Salvador del mundo,
María, la
Inmaculada Concepción.
Debéis reflexionar sobre el Evangelio de hoy: Juan 20, 19-31.
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