(Primer Juicio = El Aviso)
Mensaje de Nuestra Señora – María, Llena de Gracia
El Advenimiento del Nuevo Mundo – Palabras de Nuestra Señora
EL TIEMPO DE LA REALIZACIÓN DE LAS PROFECÍAS DADAS AL MUNDO
30 de Marzo de 2013 – Sábado Santo
El
Lamento de Nuestra Madre Santísima
Queridos
hijos, con mucho amor y cariño vengo a bendeciros en el Nombre del Padre, del
Hijo y del Divino Espíritu Santo.
Unidos
a la Santísima Trinidad, vamos juntos a buscar la verdadera Paz para el mundo.
Mis
hijos, la Santa Palabra de Dios os lleva hoy a reflexionar sobre la gran
tristeza que la Muerte de Jesucristo causó en todos los que Lo amaban. Aun
sabiendo lo mucho que iba a sufrir, Él aceptó todo con humildad y obediencia
al Padre, para Salvaros.
Espero
que todos comprendan lo que Él hizo para libraros de la muerte eterna.
Estad atentos ahora para no cometer ingratitud, valorad la Salvación. La
crueldad que Le hicieron fue la más terrible.
Mis
hijos, hoy vosotros estáis reviviendo lo que pasó en el segundo día después de
la muerte y la sepultura de Mi Divino Hijo Jesucristo. Él fue, después de
muerto, llevado al sepulcro, todo fue triste para Mí, Mi Corazón estaba
traspasado por la espada, Yo estaba en la mayor soledad sintiendo profundamente
aquella separación tan dolorosa.
Ved,
Mis hijos, cuánto sufrí al ver a Mi Hijo separado de Mí. Sólo el Amor de Dios
Padre Me consolaba y así Yo iba soportando la nostalgia que sentía, Me dolía el
Corazón. Él Me preparó para comprender, pero Me dolía mucho esta aflicción,
esta nostalgia de no tenerlo cerca de Mí.
Los
verdugos Lo arrancaron de Mí, Yo estaba allí derramando Mis Lágrimas, porque en
todo instante sentía Su falta.
Aun
sabiendo, teniendo la certeza de Su Promesa de que Él Resucitaría al tercer día
después de Su Muerte, Yo no conseguía contener Mis Lágrimas, porque pensaba en
Él dentro de aquel sepulcro.
Ahora
Él estaba lejos, muy lejos, así era como Yo lo sentía, lejos de Mí, de Mi Amor,
de Mi calor de Madre que siempre estuve cerca de Él para servirlo, pues Él es
Mi Dios y Yo soy la Madre Sierva de Mi Señor. Yo esperaba el amanecer del
tercer día para verlo nuevamente después de Su Resurrección. Juntos
conmemoraríamos Su Pascua, que sería también la Pascua de todos los pecadores
que murieron con Él, en aquella Cruz. Vuestra Pascua, pues Él os libró de la
muerte eterna.
Con
Su Muerte, vosotros moristeis con Él, y con Su Resurrección vosotros
resucitasteis con Él. ÉL VENCIÓ LA MUERTE PARA TODOS LOS QUE PERMANECIEREN
UNIDOS A ÉL.
Mas,
Mi Corazón enlutado se mantenía lleno de esperanza, sabía que Él ya os había
Salvado en aquella Cruz. En aquel día sentí mucho frío, mucha tristeza, porque
estaba lejos de Él y comencé a pensar en Él, vivo, pequeñito, cuando el Padre
Me escogió para ser la Madre de Su Divino Hijo, Él Lo colocó en Mí y en Mis
Brazos después de Su Nacimiento, Yo comencé a cuidar de Él, amamantándolo, sosteniéndolo
en Mis Brazos, haciéndolo dormir bien cerca de Mi Corazón. Pero Él creció y
murió en la Cruz.
Los
verdugos Lo coronaron con una corona de espinas, Le escupían en Su Rostro, Lo
abofetearon y Lo arrastraron y, maltratándolo, hicieron todas las maldades con
Él insultándolo, porque dudaban de que Él era el Mesías Prometido por Dios
Padre.
Pero
Él venció a todo el imperio satánico, Él Salvó al mundo.
Fue
así que pasé aquel día tan triste, tan doloroso, mas tenía fe en Mi Corazón, fe
en el Amor de Mi Padre, Él estaba Conmigo mientras Mi Hijo estaba en aquel
sepulcro.
Después
comencé a pensar: Yo Lo enseñé a estar de pie y Él se convirtió en un Hombre
hecho, había llegado la hora de cumplir la parte final de Su Misión. Esto Me
consolaba.
Ved,
Mis hijos, cómo fue dolorosa la espera de la Resurrección de Él.
El
dolor pasó, sin poderlo Yo impedir, porque ésta era la Voluntad del Padre, que
Yo participase de aquel Sufrimiento para ayudar en vuestra Salvación.
Ved cómo sufrí Yo por vosotros. Aunque va a llegar el día en que vosotros
comprenderéis todas estas cosas, como llegaron ellas para vuestra
permanencia en Dios.
Por
lo tanto, debéis valorar la Salvación escuchando los Consejos del Cielo. Así
cuando Jesucristo vuelva al mundo vosotros podréis recibirlo con amor y
alegría, y juntos conmemorar vuestra Pascua definitiva. No permanezcáis
indiferentes, para no perder esta Gracia que podréis recibir si no
despreciáis la Salvación.
Los
que despreciaren el Amor de Dios, estarán lejos de la Gracia de Él, y ellos
habrán de querer que el tiempo vuelva, mas será tarde, el tiempo no volverá
más.
Todos
los días vosotros tenéis un tiempo nuevo y ahora se necesita mucha atención,
porque algo terrible está llegando al mundo. No es sólo la pérdida de lo
material, sino el sufrimiento de la conciencia y el sufrimiento provocado por
la reacción de la naturaleza, vosotros no sabéis soportar.
Quien
se arrepiente de los pecados cometidos, tendrá fuerzas para vencer lo que viene
al mundo muy pronto, procurad hacerlo antes de que se
cierre completamente este tiempo final de la conversión.
Será
un tiempo que vendrá mostrando la consecuencia de vuestros pecados, vosotros
tendréis que aceptar el paso de este tiempo, porque fuisteis insensatos,
ofendisteis mucho al Creador, ahora necesitáis pasar vuestra purificación, para
merecer la Salvación.
Jesucristo
derramó Su Sangre para Salvaros, mas vosotros no valorasteis lo que Él hizo por
vosotros. Estáis indiferentes, sin agradecimiento.
Estos
Mensajes que están en el mundo entero son gotas de rocío que caen del Cielo
sobre vosotros, mas vosotros en vez de alegraros, habéis tenido el mayor
desprecio por ellos, mas peor todavía que el desprecio por los Mensajes, es el
desprecio por Santa Eucaristía, la Santa Misa, así estáis
despreciando la Resurrección de Jesucristo, algunos incluso critican. Y ahora
sólo os resta pedir perdón.
Pasaréis
la purificación muy pronto y entonces veréis todo lo que os hicisteis a
vosotros mismos, veréis cómo estuvisteis lejos del verdadero amor por la
vida.
¡Ay,
de aquellos que perdieren esta última oferta que Dios dará al mundo!
Quien
se arrepiente de lo que hizo mal, se humilla, reconoce que erró, y si lo
hiciere todo correcto, con fidelidad a Dios, soportará lo que viene para el
mundo, si se enmienda de una vez por todas.
Están
llegando a vosotros acontecimientos terribles y dolorosos.
Vosotros
tendréis las pruebas del Cielo, apretad vuestros cinturones de seguridad todos
los días al acostaros y al levantaros, tendréis muchos sustos y para quien no se
prepara, despertará en medio de tragedias terribles, sin la condición de poder
hacer cosa alguna, puede caerse y no levantarse más.
La
naturaleza está agitada, sea de día, sea de noche, el mundo está en peligro de
desmoronarse una parte en cualquier momento. La Tierra está
parpadeando: ¡Vida! ¡Muerte! ¡Vida! ¡Muerte! Una parte vida, otra parte muerte.
El
mundo provocó la Ira de Dios, está perdiendo la unión con Él, y ahora quedará
en la soledad, como quedó en aquel día en que Jesucristo fue entregado a la
muerte por aquel hombre traidor que Lo traicionó y Lo entregó a los crueles que
Lo mataron porque tuvieron miedo de la Verdad.
Ellos
eran infieles, tenía la mente en tinieblas, sin ninguna luz porque no quisieron
aprender a amar y esto produce tinieblas. La ingratitud produce días así, sin
Luz.
Jesucristo
fue entregado a la muerte, los que Lo aman también lo serán, mas se levantarán
por el Poder de Él y serán felices para siempre.
Preparaos,
porque de aquí en adelante en la Tierra habrá gritos y crujir de dientes por
todas partes.
El
mundo perdió el respeto, el equilibrio, se involucró con el poder satánico y
ahora caerá en la soledad de la Tierra sin la Presencia de todos los pueblos
sobre ella. Gran parte se consumirá en pocos instantes, cuando los que
sirven a satanás provoquen la destrucción total de una parte de la Tierra.
Entonces,
los Avisos del Cielo en la Tierra para recordar a la humanidad que es
necesario convertirse, porque no es la guerra la que destruye la vida junto con
Dios, sino es el pecado el que causa la muerte peor que la pérdida de la unión
con Él, con Dios, la guerra no mata al alma, sino el pecado es el que la
mata porque por causa del pecado existe el Infierno, lugar donde permanecen
aquellos que no aman a Dios.
Vosotros,
que Me estáis acogiendo, permaneced junto a Mí escuchando los Avisos del Cielo
y enderezando vuestros corazones, convirtiéndoos cada día más, con vuestra
obediencia, vuestra atención, podéis buscar ayuda para muchos de vuestros familiares
y para otros, porque en consideración a vuestros esfuerzos Dios os acogerá.
Soy
vuestro Refugio, para pasar este tiempo. Si tuvierais fe, atentos, escuchándome
y transmitiendo lo que os hablo, no caeréis. Yo soy vuestra Madre Celestial, la
Mujer vestida de Sol, el Arca de la Tercera Alianza de Dios con vosotros que os
prometió el Espíritu Santo.
Soy
el Refugio para vuestras almas, para los que se convirtieren hasta el último
momento que Dios os permita, vuestro arrepentimiento antes de la muerte.
En
el último día Jesucristo volverá al mundo y vuestras almas estarán guardadas a
la espera de Él dentro de Mi Inmaculado Corazón, que es vuestro Refugio. Los
que estuvieren en este Refugio irán al Paraíso.
Ahora
antes soy vuestra Medianera, vuestra Madre Auxiliadora, la Madre que permaneció
con los hijos, mientras Jesucristo estaba en la tumba, Él no os dejó solos. Vosotros
no podéis comprender todavía lo que Yo soy para vosotros, sólo Dios lo sabe.
Él Me hizo vuestra Madre antes de morir y Me dio poderes para protegeros
mientras estaba muerto, y hoy vosotros estáis reviviendo aquel día, el Sábado
Santo, este poder se extiende hasta el último día de vida de cada hombre que
se convierte. Vosotros nunca estaréis sin La oración del Cielo.
Yo soy vuestro Refugio, Refugio de las almas que
sufren y tienen la esperanza en la Salvación. Si podéis guardar vuestras almas
para no perderlas es porque Jesucristo os dio a Su propia Madre para vuestra
protección. Somos la familia de Dios y esta familia no seguirá dividida, como
todavía está, porque la mayor parte de la humanidad todavía está despreciando
la Gracia del Cielo, despreciando el Amor de Dios, pero pronto todo va a
cambiar. Los Misterios de Dios son el Secreto de Él y un día Él va a
transformar al mundo, habrá una Nueva Tierra y un Nuevo Cielo.
En la Tierra no habrá más pecado, y en el Cielo
todos tendrán la Paz Eterna.
Por eso estáis siendo orientados con los Avisos que
vienen del Cielo.
En esta hora en que los sufrimientos están ya
comenzando en el mundo, debéis cultivar más la fe, la esperanza y la caridad
para permanecer en Dios. Aquí estoy con vosotros para ayudaros. Traigo los
Mensajes de Dios para vosotros, apareciendo a muchos hijos en todos los países
que Me acogen, estoy hablando para muchos hijos, mostrando claramente al mundo
que en la hora de vuestra partida a la eternidad, vuestros cuerpos irán
a las tumbas y vuestras almas permanecerán dentro de Mi Inmaculado Corazón
hasta que Jesucristo venga a daros la Resurrección.
Es con la Consagración que estáis entrando en el
Refugio, este Lugar Santo, donde esperaréis el día del Juicio Final.
Pero antes pasaréis el primer Juicio, el Particular,
para quedar listos a la espera del segundo Juicio, que es el último.
La Madre Celestial permanece con los hijos hasta en
la hora de la muerte de ellos, muchos morirán. Dios Padre Me envió cerca de
vosotros, de todos los pecadores, sea el menor o el mayor, para daros
asistencia, Él Me hizo vuestra Madre, y nadie tiene el poder para alejarme de
vosotros. Dios es Todopoderoso, sea cual fuere vuestra decisión, Yo estoy
cuidando de todos vosotros hasta la hora que Él determinó.
Así lo haré hasta el final. Incluso con el cierre de
los Mensajes, después continuaré cuidando de todos hasta la hora de la
muerte.
No os abandono a ninguna hora, cuido de todos.
Yo no soy vuestro juez, no juzgo, no condeno, no
humillo a nadie, solamente os ofrezco un Refugio seguro para vuestras almas.
Ellas entran en este Refugio a través de la Consagración a Dios Padre, Dios
Hijo y Dios Espíritu Santo, Él derrama sobre vosotros la Luz para que percibáis
toda la suciedad que está dentro de vuestros corazones, la suciedad
olvidada y las nuevas que pusisteis con el desprecio por los Mandamientos que
Él os dio. Ésta es vuestra ruina. La desobediencia a Dios, causa todo el mal
que llega al mundo. Vosotros tendréis que arrepentiros de vuestros pecados y
repararlos para vencer, para vencer los sufrimientos que están a tilde,
llegando a partir del primer día después de la Santa Pascua del Señor Jesucristo
Nuestro Dios.
De aquí en adelante debéis preocuparos apenas con
vuestra situación delante de Dios. Preparaos, Mis hijos, éste es el tiempo
final de preparación para entrar en la eternidad.
Deseo que vuestra entrada sea la Puerta del Cielo y
no del Infierno.
Esforzaos para merecer la Felicidad Eterna.
Es esto lo que vengo revelaros hoy para vuestra
conversión.
Rezad, rezad, rezad por los dos Santos Padres, los
Papas Benedicto XVI y Francisco, por todo el Clero, por los religiosos y
religiosas, por toda la humanidad.
Rezad por los ateos y paganos, no os olvidéis que
podéis ayudarlos con vuestras oraciones y si no lo hiciereis sufriréis el peso
de la conciencia causándoos mucho arrepentimiento, mas será tarde.
Rezad por la Santa Iglesia fundada por Jesucristo,
es la hora de una gran batalla contra el mal. Soy la Madre de la Iglesia, soy
la Mujer vestida de Sol, este Sol que es Dios, que Me ilumina e ilumina
vuestras vidas dándoos Sabiduría para tomar la decisión correcta. El Divino
Espíritu Santo vendrá muy pronto para daros el Bautismo en el Espíritu y con el
Fuego os marcará a todos los convertidos. Quiero recordar a todos vosotros
a ayudar hasta los encarcelados, para que los culpados se arrepientan de sus
pecados y pidan perdón a Dios y repararen sus errores. Éste es también para
ellos un momento de mucha reflexión sobre la vida espiritual.
Viene ahí el primer Juicio.
Es hora de que todos recuerden que delante de Dios
nada queda oculto, todo saldrá a la luz dentro de poco tiempo.
El Juez es Dios, nadie consigue mentirle a Dios. Él
conoce a Su creación por dentro y por fuera, sabe todo lo que cada hombre
piensa y hace. No hay cómo esconder nada.
Él es el Juez Supremo, nadie sabe más que Él.
Delante de Dios todos son iguales, quien se equivoca, tiene derecho de pedir
perdón y reparar lo que hizo. Quien se humilla pide perdón y repara lo que
hizo, acepta la Voluntad de Dios. Pocos están preparados, todavía es necesario
rezar mucho por quienes están lejos para que vuelvan pronto. Ayudad a los
Santos Padres los Papas a buscar a los que están alejados de la Iglesia. Ellos
necesitan regresar antes de que sea tarde.
Yo os amo mucho y os cubro con Mi Manto de Amor.
Brasileros, brasileros, recordad, Soy la Señora
Aparecida, a todos los que invocaren Mi Nombre en este tiempo de peligro,
tendrán Mi Protección, no os dejo solos, el peligro es muy grande. Viene ahí lo que el mundo nunca esperó que
llegase un día. Es muy grave, rezad con más fe y esperanza, practicad la
caridad, especialmente con vuestras almas.
Todas las naciones deben estar preparadas, viene
mucho sufrimiento para todos vosotros en el mundo. Aseguraos firmes en las
Manos de Dios. Él os ama y os quiere dar la Paz.
Ahora os bendigo en el Nombre del Padre, del Hijo y
del Divino Espíritu Santo, la Madre de Jesucristo, el Salvador del mundo,
María, la Inmaculada Concepción.
Sábado dedicado al sufrimiento de la Madre Santísima
que llora hoy por los incrédulos del mundo entero y por muchos que morirán sin
amar a Dios.
Debéis reflexionar sobre: “El mundo está lejos de
Dios. Acercaos, la Tierra va a temblar.”
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