Mensaje de Nuestra Señora – María Llena de Gracia
El Advenimiento del Nuevo Mundo – Palabras de Nuestra
Señora
El tiempo de la realización de las
profecías dadas al mundo
18 de Agosto de 2012
Queridos hijos, con mucho amor y
cariño vengo a bendeciros en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo.
Unidos a la Santísima Trinidad,
vamos juntos a buscar la verdadera Paz para el mundo.
Mis hijos, una vez más os agradezco
por estar cumpliendo con vuestra misión de comparecer aquí en este lugar, para
rezar juntos por el mundo. Estoy feliz con esta fuerza que estáis haciendo para
permanecer fieles a Dios con vuestro sí, vuestras oraciones y todo lo que
hacéis para Ayudarme.
Mis hijitos, la hora se aproxima, el
mundo está viviendo el tiempo de espera de la revelación de los Secretos y ya
viene llegando aquel momento en que los que están detenidos, van a andar, van a
buscar en la Santa Iglesia la consolación a sus angustias. Pudieron ellos haber
suavizado las angustias, pero el orgullo se los impidió. Vos que estáis atentos
preparaos, vos seréis buscados por ellos, para orientarlos porque no tendrán la
tranquilidad de los que están Conmigo en esta batalla.
Ahora Mis hijos, vos comprenderéis
porque Dios os llamó mucho tiempo antes de los acontecimientos. El quiso que
vos fueseis soldados de Mi ejército que El mismo formó para Ayudarme. El Me
hizo comandante de este ejército y todos los que se enlistaron, recibirán dones
especiales para vencer la batalla del bien contra el mal. Venceremos porque
Dios está con nosotros y nunca será derrotado.
Preparaos hijos, desde el inicio de todas las apariciones el Plan de Dios para
vos que sois soldados de Jesucristo y Mis soldados, es vencer, es combatir sin
armas de fuego porque El os enseñó a rezar. Vos conseguiréis la victoria con
oraciones. Vos ya estáis casi listos, falta todavía la purificación para que
podáis recibir más conocimientos espirituales y no desertar.
Vos habréis de permanecer firmes en vuestra decisión, todavía tenemos que
buscar a muchos hijos.
Dios Me concedió la gracia de buscar a los evangélicos, ellos no vacilaran,
vendrán a Mis brazos con alegría y Me amarán profundamente. El Triunfo de Mi
Inmaculado Corazón sucederá muy pronto.
Mis hijos, la Santa Palabra de Dios os revela hoy una pequeña porción sobre
Jesucristo y los niñitos, quiero alertaros para una cosa muy importante. La
citación es pequeña, pero el contenido es inmenso.
Miren a Jesucristo pequeñito en Mis
Brazos, El es el Salvador del mundo, tan pequeñito y ya hacía que los corazones
temblaran de miedo a ser condenados.
Mirad ahora para los niñitos y veáis que ellos no tienen la culpa de perder la
pureza desde pequeños porque los adultos no los respetan dándoles mal ejemplo,
esto es un pecado que será corregido con un castigo terrible.
Lo que un hombre hace delante de un niñito, atrae para él el peligro del
infierno.
Pobres hijitos, tan pequeñitos
viendo las crueldades, las malicias, la desnudez, la falta de responsabilidad
de los adultos. Cuántos padres y hasta la gente común lo
que significa que son padres, tienen
el coraje de cometer la cobardía,
asesinatos, abortos, la cosa más terrible
contra los inocentes.
Mirad ahora a Jesucristo en Mis Brazos nuevamente y vean en El cada niñito de
esas víctimas de violencia y recordad que cada vez que hiciereis esto a uno de
los pequeñitos es a Jesucristo que lo estáis haciendo.
Por lo tanto, si queréis el amor de Jesucristo por vos, procurad ver a cada uno
de ellos en Mis Brazos y meditad que un día vos fuisteis niñitos, crecisteis y
os volvisteis adultos, padres, profesores, tutores de los niños y debéis amarlos
como Yo los amo, como Madre y vos como padres, como guardianes, Dios cobrará
esto de cada uno que no cumplió con su deber. Amar a los niñitos, seáis como
ellos, seáis limpios de corazón y en espíritu no los tratéis con desprecio,
Dios no quiere esto de vos.
Seáis primero como ellos, ellos no
pasan el límite que Dios dio a ellos, son sumisos, no pasan por encima de las
órdenes de Dios.
Mis hijos, espero que cada uno que
está Escuchándome, trate bien a los pobres niñitos, si queréis entrar en el
Cielo un día muy pronto, respetad a los niñitos, dad protección a ellos y Dios
os recompensará en el Cielo.
Es esto lo que vengo a revelaros hoy para vuestra conversión.
Rezad, rezad, rezad por el Santo
Padre el Papa Benedicto XVI, por todo el Clero, por los religiosos y
religiosas, por toda la humanidad.
Rezad por los ateos y paganos.
Rezad por la Santa Iglesia fundada
por Jesucristo, unión, oración, sacrificios, penitencias y ayunos para ayudar a
buscar más almas para Dios.
Quien pueda ayunar hágalo, no sólo
para sí mismo, sino para el mundo entero, porque está próximo el tiempo de gran
sufrimiento.
Ayudad al Santo Padre el Papa, es
necesaria mucha oración para el retorno de los apartados. La Santa Iglesia se
quedará de aquí en adelante como menos fieles, pero luego regresarán, basta que
Dios sople sobre ellos más sabiduría y ellos comprenderán que sólo existe una
única Iglesia y regresarán porque sabrán que fueron engañados y ahora verán que
Dios marcó Su Iglesia y Ella es la que prevalece.
Vamos a prepararnos para atravesar el trecho difícil y después veréis brillar
en el Cielo la Cruz de Jesucristo y entonces todos doblarán las rodillas en el
suelo y pedirán a Dios el perdón y no dudarán más de Dios.
Yo os amo mucho y os cubro con Mi Manto de Amor.
Brasileños, vos sois soldados de
Jesucristo, no toquéis vuestras manos con armas de fuego. Vuestra arma es el
Santo Rosario, todo será resuelto con vuestra perseverancia en el rezo del
Rosario y vuestro compromiso con la Santa Eucaristía.
Todas las naciones, haced lo mismo y confiad en la respuesta que Dios os dará.
Ahora os bendigo en el Nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, la Madre de Jesucristo, el Salvador del
mundo.
Agradezco vuestra presencia y os espero en el próximo encuentro. Sé que es
difícil para muchos, pero recordéis que si fuese fácil vos no le daríais valor
ninguno. Todo lo que estáis haciendo en esta caminata es para vuestra salvación
y la salvación del mundo.
Os deseo la Paz.
María, la Inmaculada
Concepción.
Debéis meditar en el Santo Evangelio de hoy: Mt.11, 25.
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